23 de abril de 2016

Desgracias gratuitas para el campo

JOSÉ ANTONIO MARTÍNEZ ROJAS 

Los hombres del campo hemos venido sufriendo una serie de enfermedades en los cultivos, árboles y hasta en animales, todo esto por la permisibilidad de nuestras autoridades que no ejecutan estrictas medidas cuarentenarias y no las toman, amparándose en los convenios de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y los tratados de libre comercio de los cuales somos miembros.

En esta ocasión nos vamos a limitar a enfocar las enfermedades que se han afectado a los árboles, especialmente los forestales y frutales. Posiblemente la más grave de todas es la denominada huanglongbing, que ha diezmado los árboles de naranja, limón y otros cítricos en todo el territorio nacional. Esto ha traído como consecuencia la merma de productos nacionales frescos y la disminución de las exportaciones. Esto se ha reflejado en el abandono de parte de los productores de los sembradíos, lo cual ha incidido sobre los precios, al extremo que un limón criollo se venda por veinte pesos.


El café es otro producto que otrora era orgullo del dominicano y hoy lo estamos importando hasta de Vietnam. Todo esto por descuido de las autoridades de Agricultura, que cuando el brote de roya se descubrió en la sierra de Neiba, no lo combatieron a tiempo y hoy esta enfermedad se ha expandido diezmando los cafetales, debiéndose importar semillas de cafetos resistentes a este mal, lo cual significa que debemos esperar unos tres años en pensar en el renacimiento de nuestra caficultura.

A esta enfermedad se le agrega la broca, insecto volador que penetra en el grano y lo devora hasta dejar el globo vacío.

Los platanales y bananos (guineos) han sido atacados por la sigatoka, una enfermedad mortal para las matas. Todo esto se refleja en el precio y los requisitos para la exportación, ya que los importadores son tan estrictos en la compra, que desechan cualquier empaque que contenga indicios de haber sido atacado por nematodos y picudos. 


Con la escasez de plátanos, se permitió la importación de unidades verdes desde varios países latinoamericanos. Esto no se aquilató, ya que pudieron venir acompañados de la enfermedad denominada Moko bacterial, fatal para las musáceas. Lo que se debió fue sugerir u obligar a los dominicanos ¡como no hay plátano, coman yuca, yautía o batata! (http://hoy.com.do/)

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