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28 de septiembre de 2021

La neurociencia de las experiencias: cómo el neuromarketing hace que sean más memorables y efectivas

 La neurociencia hará que sean mucho mejores y logran óptimos resultados

Experiencia es casi una palabra mágica para los marketeros. Es lo que invocan una y otra vez cuando hablan de aquellas vías más eficientes para conectar con los consumidores y para transmitirles los mensajes que desean que recuerden y 'compren'. También es el atajo para crear vínculos más potentes y para asentar conexiones emocionales. El marketing de las experiencias ha ido ganando peso año tras año y se ha asentado como una suerte de elemento obligatorio en toda estrategia de marketing 'de bien'.

El marketing de las experiencias bebe mucho de lo vivido, de las cosas más tangibles que el consumidor puede percibir y en las que puede participar. Los ejemplos virales hablan de estaciones de metro reconvertidas en experiencias de marketing aromático o en zonas de juegos, pero también de uso de realidad virtual, de gamificación y cazas del tesoro o de acciones con otros consumidores.

Todo ello tuvo que vivir una suerte de descanso durante la pandemia. La crisis del coronavirus redujo los movimientos de los consumidores, pero también obligó a evitar aglomeraciones o a reducir el contacto entre desconocidos. El marketing de las experiencias y las grandes acciones fueron uno de tantos daños colaterales.

Ahora que se está volviendo a una cierta normalidad - gracias al alto porcentaje de vacunas pero también a la fatiga pandémica de la ciudadanía, que siente que necesita esa vuelta - las experiencias más inmersivas de marketing también volverán. Los marketeros volverán a diseñar acciones de marca basadas en las experiencias y a apostar por elementos inmersivos.

En el diseño de este tipo de acciones no hay que olvidar las lecciones que la neurociencia ha aportado. Aplicar los principios del neuromarketing puede ayudar a mejorar los resultados y a conseguir que las cosas fluyan mucho mejor.

Al fin y al cabo, como explican en The Drum, el marketing de las experiencias es ya un espacio clave para llegar a la gente vía emociones y un storytelling basado en lo multisensorial. Exprimir todo ello y mejorarlo teniendo en cuenta al neuromarketing solo mejorarán los resultados.

Lo que el neuromarketing enseña al marketing de las experiencias

¿Y qué lecciones se pueden extraer de la neurociencia que mejoren las experiencias? Para empezar, la neurociencia ha dejado muy claro que los mensajes deben apostar por una estrategia multisensorial. Esto es, en las experiencias, las marcas siguen apostando todavía de forma principal en lo visual. Todo es llamativo porque va a verse.

Sin embargo, el neuromarketing tiene muy claro que lo que mejor funciona no es necesariamente lo visual: el olfato activa mucho más la memoria y la parte emocional del cerebro. Una buena experiencia es capaz de jugar con diferentes elementos y reforzarlos.

Igualmente, en el marketing de las experiencias no solo hay que cuidar aquello que es más vistoso, lo claramente vivible. Si algo ha enseñado la neurociencia, como señalan en el análisis del medio británico, es que también impactan otros elementos como la semiótica.

El mensaje debe centrarse en aquellos puntos clave y, sobre todo, en los que activan ciertos comportamientos del consumidor. El marketero debe pensar qué es lo que hace que su consumidor responda y potenciarlo con el tipo de mensaje lanzado.

Y, finalmente, se debe redondear usando behavioral science, la ciencia del comportamiento, para ayudar a que el mensaje se procese de la forma más efectiva y se convierta en una llamada a la acción, que haga que el consumidor reaccione.

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