Una de las razones
por las que el ecommerce está acabando con el comercio tradicional en algunas
categorías es que la forma de consumir ciertos productos ha cambiado de lo
tangible a lo electrónico. Primero pasó con la música, luego con las películas
y ahora está pasando con los libros. Los productos dejan de ser físicos para
convertirse en un archivo electrónico.
No es que no hayan existido intentos para que la compra
de productos electrónicos se desarrollase en espacios físicos. En el verano del
año pasado, por poner un ejemplo cercano, la Confederación Española de Gremios
y Asociaciones de Libreros anunciaba que acababa de firmar un acuerdo con
Tagus, el ecosistema del libro electrónico de Casa del Libro, para que los libreros de toda la vida
pudiesen vender ebooks en sus librerías. Funcionarían como un
punto de venta tradicional, con las recomendaciones del librero de siempre,
pero se compraría de forma poco tradicional, mediante tarjetas de descarga que
serían la llave para hacerse con esos productos.
Barnes & Noble, el gigante de las cadenas de
librerías estadounidenses (y posiblemente uno de los más grandes del mundo),
incluyó en sus tiendas físicas puntos de dinamización de Nook, su plataforma de
ebooks, y la apuesta no
salió todo lo bien que
querían. Por dar, llegaron hasta a dar ebooks
gratis a quienes
fuesen con su ereader a las tiendas. A pesar de que las tiendas físicas de
Barnes&Noble son una plataforma para vender ebooks, con una tecnología que
permite ir a ellas y comprar libros electrónicos, para muchos todo el entorno
ebook está canibalizando la marca y la cadena de librerías ha creado a su
enemigo, no ha conseguido que cubra lo que pierde por la menor venta de libros
de papel y sobre todo lo ha metido en casa.
Todos estos intentos por cubrir en tienda física lo que
la venta electrónica está haciendo perder por culpa de las versiones
electrónicas puede que hayan estado, desde un primer momento, condenados. Un estudio de Nielsen sobre ecommerce permite concluir que los usuarios están más que abiertos a comprar productos
como ebooks en las tiendas online y
posiblemente escasamente receptivos a hacerlo offline. De hecho, la intención
de compra de estos productos es muy similar a la de compra real: un 35% de los
consumidores navega para ver ebooks y un 34% acaba comprándolos. (puromarketing.com)
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