Selfie. La presidenta de Brasil Dilma Rousseff se fotografía
con sus partidarios durante la campaña para las elecciones
generales del 5 de octubre. /AFP
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Brasil.- Hubo un fuerte giro
en las preferencias, y la presidenta de Brasil aseguró su ventaja para la
primera vuelta frente a la ecologista centroderechista. En segunda vuelta, la
mandataria ganaría por 4 puntos.
A juzgar por la
tradición electoral brasileña, aquellas encuestas realizadas en la proximidad
del día “D” son las que finalmente aciertan. La de ayer, realizada por
Datafolha y publicada a solo siete días de la primera vuelta de los comicios
presidenciales en Brasil, confirma lo que era una tendencia marcada por otras
consultoras a lo largo de la semana que pasó: Dilma Rousseff se impone con una
ventaja sustantiva, de 13 puntos, sobre Marina Silva, la rival más importante.
La presidenta, que
busca un segundo mandato, alcanzó una intención de votos sin precedentes: 40
por ciento. La oponente volvió a declinar, y ahora se posiciona con 27 por
ciento de las preferencias del electorado. Ese es el nivel que tenía como
número dos de la fórmula presidencial del Partido Socialista Brasileño, hasta
la muerte de su ex compañero Eduardo Campos, en un accidente aéreo en agosto.
Marina, esa mujer
delgada, de tez mate y una mezcla de rasgos de antepasados negros e indígenas,
sufrió el desgaste propio de quien enfrenta el día a día de una batalla
electoral. Su opción por la ambigüedad ante definiciones exigidas por su
electorado, tanto del ala izquierda como del ala derecha, le hizo perder pie
donde tenía su mayor capital político: entre los jóvenes y entre los brasileños
con más educación formal.
Con hechos bien
“tangibles” como programas sociales, planes de inclusión universitaria,
financiación de investigadores para cursos en el exterior, creación y
fortalecimiento de universidades federales, y un sinnúmero de obras públicas
terminadas y en funcionamiento, Rousseff le gana ahora en todos los segmentos
sociales. La presidenta se lleva la mayor porción del electorado entre aquellos
sectores con instrucción primaria y secundaria. Pero aún más: muestra un
significativo ascenso entre las personas con educación superior: conquistó
siete puntos en solo 15 días. Es allí, precisamente, en esos sectores
poblacionales, donde Marina vio reducir en forma fuerte su caudal: cayó 8
puntos entre quienes alcanzaron un título secundario y 9 por ciento entre
quienes tienen un diploma universitario.
Peor aún para Marina
fue su desbarranco entre los más ricos, aquellos que ganan más de 3.700 dólares
mensuales. Allí las intenciones de voto por la candidata emergente disminuyó en
forma abrupta de 41 a 26 por ciento. No es que Dilma tenga un gran desempeño en
ese ámbito; pero incluso allí tuvo una mejora y hoy con su 28% de preferencias
supera a la ex ministra ambientalista.
Ese, claro está, es el reino de Aécio Neves,
el presidenciable de la socialdemocracia brasileña, fundada y administrada por
el ex presidente Fernándo Henrique Cardoso. En el cuadro regional, los dos
únicos lugares donde Marina mantiene el liderazgo son en el distrito federal
Brasilia y en San Pablo, un estado provincial socialmente complejo donde la
clase media siente una antipatía visceral hacia el Partido de los Trabajadores.
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