16 de septiembre de 2014

Vivencias de Leonel Cabrera

La convocatoria del cuerpo de bomberos a la comunidad esa tarde de 1980, para una exhibición de sus habilidades en el combate de siniestros de origen pirotécnicos. 

Allí se encontraban hombres legendarios, guerreros sempiternos dedicados a tan noble labor sin pedir nada a cambio: Seco, Cabo Mecha, Jorgito Disla, Martín Peralta, Andrés el gigante, Basilio, Tente y Leo la gorria (su madre Adelita decía que éste dormía con el uniforme verde olivo puesto) entre otros. 

El ejercicio involucraba correr con la manguera, y ésta, aún sin agua, resultó demasiada pesada para Jorgito, quién tropezó y cayó de rodillas, siendo auxiliado por Seco y Cabo Mecha, mientras la multitud aplaudía. 

El momento cumbre llegó cuando se abrió la válvula de un tanque de gas licuado de 100 lbs, al que Andrés puso un fósforo, produciendo bocanadas de fuego como dragón al ataque, y esto acompañado de un ruido pavoroso que produjo la estampida de muchos; Basilio, cual Prometeo, se acercó agachado como gato balsino, y cerrando la válvula con presteza, detuvo el aliento de Hefesto.

La Biblia dice: "Sobretodo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno." Efesios 6:16

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