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Un vocero de la farmacéutica aseguró que
las decisiones se habían basado exclusivamente en la ciencia.
Cuando en enero del año pasado Pfizer
anunció que ya no seguiría buscando nuevas medicinas para tratar el alzhéimer y
la enfermedad de Parkinson, la decepción entre pacientes e investigadores fue
fácilmente explicable.
Para ese entonces, el gigante farmacéutico
estadounidense ya había invertido infructuosamente millones de dólares en la
búsqueda de alternativas para el tratamiento del alzhéimer, llegando a la
conclusión de que su dinero estaría mejor invertido en otro lado.
¿Se rindieron las farmacéuticas ante el
Alzheimer?
Pfizer, de hecho, justificó la decisión
como "el resultado de un ejercicio de reasignación de gastos para
enfocarnos en aquellas áreas donde nuestra cartera de productos, y nuestra
pericia científica, son más fuertes".
Pero, como acaba de develar The Washington
Post, la empresa se cuidó de revelar que en su momento había optado por no
comprobar ni compartir los resultados de un estudio con potenciales grandes
implicaciones para la batalla contra el alzhéimer.
Pfizer no quiso comprobar, ni compartir,
los resultados de un estudio con potenciales grandes implicaciones para la batalla
contra el Alzheimer.
Y eso parece mucho más difícil de
explicar, especialmente si se toma en cuenta que la demencia es considerada
"el mayor reto en salud en nuestro tiempo".
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