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22 de junio de 2017

Los de la Maza dieron sus vidas por la Libertad

Por Luis de la Torre
(Especial para la revista ¡AHORA! Junio 15 de 1962)
El 7 de enero de 1957 fue asesinado en una lóbrega celda del cuartel general de la Policía Nacional, un aviador dominicano de 38 años de edad. A partir de esa fecha una familia dominicana vistió crepones de luto y sus hombres juraron luchar hasta el fin por librar a la Republica Dominicana, del dolor sangriento que la estrangulaba lentamente.
La familia de la Maza, dio héroes y mártires a la patria. Seis de sus componentes cayeron para siempre víctimas de la furia vesánica de un hombre, que abolió con la sangre a miles de compatriotas nuestra tierra.
Octavio de la Maza fue el primero en perecer hace más de cinco años. Luego el pasado 30 de mayo le siguieron sus hermanos Ernesto de 43 años, Mario de 52, Bolívar de 24 y Antonio.
Negros crespones envolvieron para siempre el alma de un anciano, Don Vicente de la Maza, padre de los caídos.
Muerte de Octavio
Gerald Murphy, el piloto norteamericano que trajo a la república profesor universitario español Jesús de Galindez, en aquella tristemente célebre maniobra de bandolerismo internacional que tanta repercusión tuvo, se convirtió en un serio problema para Trujillo.
Murphy era un testigo de primera línea, que si hablaba significaría la ruina para el tirano, y derrumbamiento de sus sueños de dominación vitalicia del país y de sus riquezas.
Murphy, pues, debía morir y murió, pero había que buscar a alguien que cargara con la responsabilidad, y Octavio de la Maza fue el elegido. Este se negó rotundamente a ser actor en la burda comedia que pretendía montarse, con su nombre en el primer lugar del reparto.
Los Estados Unidos iban a iniciar una investigación del suceso y la madeja seguía embrollándose cada día mas. En cierta ocasión Octavio de la Maza fue llevado al antiguo Palacio de Justicia, para ser careado con Richard Stevens, funcionario de la Embajada estadounidense. La ocasión fue bien aprovechada por el Aviador dominicano, quien reafirmo su total inocencia en el hecho que se le imputaba. Hablo duro.
Llevado nuevamente a su celda del cuartel general de la Policía Nacional, varios esbirros penetraron en ella, entablándose una lucha entre el prisionero y sus vigilantes. Uno de ellos hirió de un bayonetazo en un costado a Octavio, momento que fue aprovechado por su contrarios para dominarlo.

Un rápido proceso de ahorcamiento y el alma del aviador remonto los espacios hacia el Mas Allá. Su muerte fue dada a conocer públicamente como un “suicidio”. Y con ella se dio el carpetazo al asunto Murphy. (Continuara)

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