Denunció el asesinato de Gregorio García Castro, con sus detalles, dio pistas sobre sus verdugos, lo que determinó la referida amenaza de muerte en su contra
Por José Gómez Cerda
Orlando tenía un rostro
infantil, me dijo ser estudiante de sociología de la UASD, quería conocer algo
sobre el sindicalismo en Santiago. Rubén dijo que además Orlando era un
militante del Partido Comunista Dominicano (PCD), estaba en Santiago coordinado
la repartición de materiales políticos, realizaba sus tareas políticas con
Arsenio, hermano de Francia, la esposa de Rubén.
Orlando me pidió que le
permitiera ver como yo hacia el programa radial “Justicia Social” que trasmitía
auspiciado por la CASC desde Radio
Libertad, él quería conocer la técnica de hacer un guion y dirigir un programa
radial.
Quedamos que al otro día él
iría al mediodía al estudio de la emisora radial, situado en la Calle Máximo
Gómez, al lado de los talleres y redacción del periódico La Información. Ellos
partieron en el motor a una cita que Orlando tenía con el abogado Negro Veras,
que él consideraba su asesor. Al otro día Orlando fue, presenció el programa y
tomó notas en una libreta.
Un mes después Orlando me
llamó desde Santo Domingo para agradecerme las atenciones, me dio su teléfono
para cuando yo fuera a la capital conversar; así lo hice la próxima vez que
estuve en Santo Domingo y hablamos sobre diversos temas.
Al iniciarse la década del
70 la situación en el país se puso muy difícil, como sindicalista, al igual que
muchos otros, sufrí persecuciones, detenciones de parte de la policía,
persecuciones y ataques de la Banda Colorá, dos sectores militares se disputaban
la primacía del poder, de una parte, Nivar Seijas, y de la otra Enrique Pérez y
Pérez, ambos eran incontrolables, según dijo el propio presidente de la
República el Dr. Joaquín Balaguer.
En la madrugada del 20 de
marzo 1970 una poderosa carga dinamitó el automóvil del dinámico periodista
Juan Bolívar Díaz, en un plan de agentes del gobierno de Joaquín Balaguer para
asesinarlo. Desde muy jóvenes Juan Bolívar y yo hemos tenido una amistad, nos
encontramos en el catolicismo social. Ese atentado obligó que él tuviera de
dejar el país por algún tiempo.
Durante un tiempo dejé de
ver a Orlando Martínez, hasta una tarde de octubre 1971, cuando me llamó a las
oficinas de la CASC en Santo Domingo, situada en la Calle Juan Pablo Pina No.
27, altos, fuimos a su casa y pasamos un buen rato escuchando música de Patxi
Andion y Paco Ibáñez, cantantes españoles que nos agradaban; Orlando me informó
que estaba trabajando en el periódico El Nacional y la Revista ¡Ahora!, y que
estaba a mis órdenes para cualquier publicación que fuera de interés general.
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