José Gómez Cerda
El Papa Juan Pablo II, con José Gómez Cerda, en el Vaticano.
He tenido el privilegio de haber estado cerca del Papa Juan Pablo II, en
diversas ocasiones, también conversar con él, personalmente durante dos
ocasiones, en el Vaticano.
El Papa Juan Pablo II realizó tres viajes a la República Dominicana: en
1979, durante el gobierno de Antonio Guzmán; en 1984, en la administración de
Salvador Jorge Blanco, y en 1992, en la gestión de Joaquín Balaguer.
En esas tres ocasiones lo vi de lejos, como un dominicano más, dentro de
la multitud que lo aplaudía y admiraba.
Estando en una misión sindical, el 27 de enero de 1985 participé en una
marcha y manifestación que se realizó en Caracas, Venezuela: Era la primera vez
que un papa visitaba ese país. Lo vi desde muy lejos, en la gran multitud que
desfilamos por las calles de esa ciudad.
A fines de noviembre de 1998, cuando residía en Europa, específicamente
en Bélgica, fui invitado por la Associazioni
Cristiane Lavoratori Italiani (ACLI), de Italia, en mi calidad de
Secretario General de la Federación Mundial de Trabajadores de la Agricultura y
la Alimentación (FEMTAA),a participar en su Congreso realizado en Roma, Italia.
Donde compartí con Emilio Gabaglio, a quién había conocido por medio del
sindicalismo cristiano, Franco Passuello, y otros dirigentes sociales
cristianos. En ese Congreso resultó electo presidente de la ACLI, Luigi Bobba,
el 29 de noviembre de 1998.
En ese Congreso de la ACLI tuve la ocasión de saludar y conversar con el
gran filósofo cristiano italiano Rocco Buttiglione.
Luigui Bobba, fue quién me llevó
a una actividad en el Vaticano, donde fue
presentada la gran cantante, Laura Pausini. El aprovechó la ocasión para
hablar con el papa Juan Pablo II, y consiguió una entrevista para mí, en mi
calidad de Secretario General de la FEMTAA. Me pidió mis datos personales, él
se encargó de todo el proceso para esa entrevista con el Santo Padre.
El día de la reunión, 2 de diciembre de 1998, a las 11.00 en el despacho
del Papa, (estuve la noche anterior muy nervioso, pues para mí, era la
entrevista más importante de mi vida).
Cuando iniciamos la conversación me extrañó, que él me dijera, en
español; “Me ha sorprendido que en sus datos aparece que es sindicalista y ha
sido profesor del Seminario Pontificio Santo Tomás de Aquino, de Santo Domingo;
además, que un latino sea el principal dirigente de una organización mundial de
sindicalismo, cargo que históricamente ha sido desempeñado un europeo”.
Le di respuestas a sus cuestiones, y él prosiguió diciéndome;
“Es bueno que usted sepa, como sindicalista, que, durante el proceso de
la disolución de la Unión Soviética, la caída del mundo comunista, yo participé
muy activamente, junto a Lech Walesa y a Jan Kulakoswki, quién era el
Secretario General de la Confederación Mundial de Sindicatos Cristianos. ! los
tres somos polacos!”
Yo había conocido a Kulakowki personalmente, en actividades del
sindicalismo cristiano. Él había sido secretario general de la Organización
Europea de la Federación Internacional de Sindicatos Cristianos, y Secretario
General de la Confederación Mundial del Trabajo (CMT).
El Papa me dijo que sabía que yo había escrito algunos artículos sobre
sus encíclicas; Laborem Exercens y
Centesimus annus.
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