JOSÉ MENDIOLA ZURIARRAIN
Fans y detractores discrepan sobre si
a Apple se le ha acabado la capacidad de innovar o si, simplemente, ahora
innova de otra manera
Con Apple nunca se sabe qué mano
jugar. Si uno apuesta por el batacazo monumental en alguno de sus productos, a
buen seguro que tiene las de perder, porque al final el fabricante de Cupertino
sale victorioso. Algo así sucedió con el iPhone 7, posiblemente la versión del
móvil más anticipada y filtrada a la red, y que antes incluso de ser anunciada
oficialmente recibió duras críticas por parte de un sector de los clientes de
la casa.
¿Por qué? Porque realmente no había
innovaciones significativas que, para muchos, justificaran el cambio. Y fue
justo en ese momento cuando Samsung ofreció su gran alternativa: el futurista
Galaxy Note 7.
Por un momento fue fácil pensar que
Apple podría estar contra las cuerdas en el segmento de la telefonía: aquel
dispositivo de los coreanos sí que rompía moldes y prometía mucho. Además, en
el segundo trimestre de este año, Samsung no solo consolidó su puesto como el
primer vendedor de smartphones del mundo sino que ensanchó la diferencia que le
separa de Apple.
Sin embargo, el infortunio, en forma
de batería que explota, se cebó sobre el fabricante asiático. Apple se encontró
con el camino más o menos expedito para seguir su tranquilo transcurrir con el
iPhone 7: eliminación del Jack, sumergible, cámara mejorada… ¿Eran estos
elementos suficientes para satisfacer las necesidades del mercado? Lo cierto es
que el fabricante parece contar siempre con un as en la manga: conoce a la
perfección a sus clientes.
El viernes 9 de septiembre se abrió
el plazo de reserva del dispositivo, y por primera vez España y México se
encontraban en el primer lote de mercados que podían adquirir el dispositivo en
el mismo momento que Estados Unidos.
Y se desató la locura: es posible que
Apple nunca dé datos definitivos sobre las ventas del terminal, pero lo cierto
es que la tienda online de la firma de Cupertino tuvo problemas para atender la
avalancha de pedidos, y en algunas versiones, los plazos de entrega se
dispararon en cuestión de minutos.
Es cierto que el mercado de los
smartphones ha alcanzado su madurez y con unos índices de penetración
elevadísimos en las principales economías, apenas queda margen para el crecimiento.
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