Por: Miguel A. Matos
No es una pregunta para que la respondan filósofos o que busquemos que
dijo Platón al respecto, sino que cada uno de nosotros debemos saber muy bien,
quien soy yo, en realidad.
Nosotros somos, lo que pensamos que somos. Si pienso que soy un
perdedor, pues entonces seré un perdedor. Si pienso que soy una persona muy
capaz, pues seré capaz de afrontar cualquier reto.
Si pienso que soy una persona inútil, pues mi forma de desempeñarme en
mis obligaciones diarias, no producirá mayor efecto; y si pienso que no puedo
perdonar o amar a los demás, pues mi conducta producirá disconformidad y vacío
en mi interior.
No existe ninguna teoría psicológica, ni tratamiento más eficaz para
levantar tu autoestima, que la Palabra de Dios. Es solo leerla y encontrarás
quien eres en realidad.
Qué tal si empiezas por leer el Salmo 139, y sabrás que Él formó tu vida,
con debilidades y fortalezas…
Porque tú formaste mis entrañas;
Tú me hiciste en el vientre de mi madre.
Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras;
Estoy maravillado,
Y mi alma lo sabe muy bien.
No fue encubierto de ti mi cuerpo,
Bien que en oculto fui formado,
Y entretejido en lo más profundo de la tierra.
Mi embrión vieron tus ojos,
Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas
Que fueron luego formadas,
Sin faltar una de ellas.
¡Cuán preciosos me son, ¡oh Dios, tus pensamientos!
¡Cuán grande es la suma de ellos!
Salmo 139:13-17
Fuente: Reflexiones Cristianas.
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