RAFAEL PERALTA ROMERO
Radica en una preposición la principal diferencia entre
la marcha realizada por los dominicanos el domingo 22 de enero y la que se
proponen unos favorecidos del gobierno.
Tienen en común la relación con la corrupción y la impunidad. La primera fue CONTRA esos dos flagelos; la contramarcha supone la preposición POR
delante de corrupción e impunidad.
La multitudinaria caminata cívica del pasado domingo produjo escozor
desde antes de realizarse. Los adeptos del gobierno, como por impulso del
inconsciente, no solo se distanciaron de
ese acontecimiento, sino que lo vieron como
una conspiración. “Quien está
contra la corrupción está contra mí”, parece que habrían razonado.
El mejor exponente de esa actitud lo fue Abel Martínez,
alcalde de Santiago de los Caballeros. Dos días antes de la marcha patriótica,
Martínez desmintió, con vehemencia, que estuviera apoyando la jornada contra la
corrupción. Para el ejecutivo
santiaguero constituía una “acusación” que lo vincularan a esa actividad.
Atribuyó a
miembros de su propio partido el propalar la información desmentida: “Hay
sectores dentro de nuestro partido que promueven tendencias, mentiras y
chantajes, que no asimilan cuando a lo interno del partido se le ha dicho que
no”. Martínez fue claro, no apoyaba la
marcha contra la corrupción y la impunidad.
Y sus razones fueron claras también. Lo dijo en rueda de
prensa: era imposible que apoyara la marcha contra la impunidad porque “es
defensor de las ejecutorias del presidente Danilo Medina…” En su lógica, defender al gobierno de Medina y participar
en un reclamo de justicia para los autores de actos de corrupción, son
incompatibles.
Martínez advirtió al comité político del Partido de
gobierno, del cual forma parte, “que hay
fuerzas a lo interno del PLD que no están en armonía con el deseo del gobierno
ni del partido, pero que están enquistados, a los cuales cree que se debe
ponerle un freno en su accionar”. Se refería a quienes lo “acusaban” de apoyar
la marcha contra la corrupción.
Presumo que los promotores de la marcha POR la corrupción
y la impunidad están en la misma onda de defender las ejecutorias del presidente
Medina, pero no parece que le vayan a hacer un buen favor con llevar gente contra su voluntad con la
pretendida aspiración de replicar lo que pasó el domingo 22 en la avenida 27 de
Febrero de Santo Domingo.
Cada participante
en esa jornada cívica pagó al
menos su transporte para llegar al punto de partida y por igual su refrigerio.
Gente hubo que compró ropa verde para la ocasión. Allí todo fue fervor y entusiasmo. Piénsenlo
bien quienes pretendan remedar semejante demostración, tan libre y espontánea. La contramarcha pro-impunidad
no puede llegar lejos.
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