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18 de noviembre de 2016

Está consumado

RAFAEL PERALTA ROMERO

El Senado acaba de escoger la esperada Junta Central Electoral. Se trata de un proceso que debería ser rutinario  en una sociedad democrática, pero que en República Dominicana se torna en un parto de mula. Fuertes corrientes de intereses arrastran sus mezquindades para agudizar la imperfección de nuestra democracia.
La JCE será presidida por el magistrado Julio César Castaños Guzmán e integrada por Roberto Saladín Selín, Rosario Graciano de los Santos, Carmen Imbert Brugal y Henry Mejía Oviedo. El impacto de la designación ha sido menor por los anuncios anticipados. Además, la población fue anestesiada y la incisión se ha sentido menos.
El PRM (Partido Revolucionario Moderno), cabeza de la oposición, tiene con esta JCE una prueba por delante. Esa organización mantuvo la firmeza en la idea de  que no fueran designados  políticos como miembros de la institución.  En pro de esa posición sacrificó a los suyos, alguno de ellos con buena aceptación colectiva.
La democracia es un sistema excelente cuando todos los actores políticos la respetan y aceptan sus reglas. El PRM confió en que el PLD cree en la democracia. Pero ese partido, de gobierno, se burla de la democracia  mientras aprovecha las oportunidades que ésta ofrece para el acceso a las fuentes de poder y usarlo a su antojo.
Ahora tenemos una JCE entre cuyos cinco integrantes  el PLD cuenta con miembros, simpatizantes y aliados. La oposición no tiene a nadie, si acaso enemigos. A tiempo lo dijo un senador peledeísta: “Al PRM se le peló el billete”. Esa es una perfecta expresión de la filosofía política del partido de Leonel Fernández y Danilo Medina.
Entre los jueces electorales hay gente con buen nombre. Eso constituye  una esperanza. A la oposición le queda depositar la confianza en esa gente que tiene algo que perder: el prestigio ganado en sus actuaciones públicas.  Lo que pasó en las elecciones de 2016  es aprovechable para que los nuevos jueces  demuestren  la diferencia.
Entre los suplentes, quienes sustituyen a los titulares en caso de renuncia, muerte o recusación, hay miembros del comité central del PLD. Es que en esa organización todo se calcula. La divisa del PLD –lo dice Euclides Gutiérrez-  es que “en política se hace lo que conviene a  los intereses de uno”. Cada miembro de la JCE mire bien a su suplente.

Hay gente confiable entre los miembros de la nueva Junta Central Electoral. Es el consuelo de la oposición,  autoexcluida del reparto. Ahora conviene  intentar crear confianza entre los cuestionados. Y cada partido prepararse a tiempo para la batalla electoral venidera  sabiendo  que en cuanto a los árbitros, todo está consumado.

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