Por Edgar García
C. el 17 noviembre, 2016
Las funciones
básicas de un legislador son dos: legislar y fiscalizar. Para un representante
del pueblo, esto debería ser lo que mínimamente tomara en cuenta al ocupar un
curul en el Congreso Nacional. No obstante, en nuestro país hay legisladores
que ni siquiera cumplen con estas funciones de primer orden, de carácter
constitucional, por cierto. Por tomar un ejemplo, el diputado Noé Camacho, de la
provincia Espaillat.
La semana pasada,
en la Cámara de Diputados, ante la pertinente intervención de la diputada
Faride Raful, respecto a un tema de sumo interés para el futuro del pueblo
dominicano, Noé Camacho, entre risas, soberbia y una actitud divorciada del
debate parlamentario, intentó boicotear este momento con acciones que ya
conocemos, las cuales fueron reproducidas por las redes sociales y los medios
de comunicación. Pero, no es nuestro interés principal retrotraer este acto con
carácter de violencia machista, vergonzante y repudiable, tampoco hacernos eco
de lo mediático, sino también resaltar todo aquello que circunda a este hecho y
al mismo congresista.
Para mí y para la
ciudadanía de Espaillat, como supuestos representados del legislador, nos
interesa hacerle saber al diputado Noé Camacho otras cosas, tomando en cuenta
la respuesta que ofreció públicamente por sus acciones. Primero que todo, éste
se equivoca en decir que debieron tratarle con “respeto”, que los comentarios
de la diputada “estaban fuera de lugar” y que “le ofendieron”, puesto que nadie
le irrespetó, solamente no pudo ni podrá rebatir estas u otras palabras llenas
de verdad.
Por otro lado,
así como Noé Camacho pide altura y respeto a los diputados que llegan “con
mucho brío”, en cambio nosotros quisiéramos haber visto de su parte una
respuesta más decente, de rigor y que no naciera de su cintura, brindándonos un
circo que desvió otros aspectos también fundamentales. Quisiéramos ver en este
legislador ese “brío” que menciona por lo menos en algún período, para poder
decir que nos representa y que contamos con almas vivas en el Congreso. Sin
embargo, debe saber Noé que no nos representa ni hoy ni antes.
Finalmente, este
diputado debe recordar que todo aquel que esté en contra de Punta Catalina no
está en contra de los pobres, como dice. Estamos a favor de la transparencia,
del esclarecimiento de las actuaciones de nuestros representantes, de la
participación verdadera de la ciudadanía en la labor legislativa y, sobre todo,
a favor de las futuras generaciones que él y otros aparentemente olvidan.
Si está “a favor
de los pobres”, entonces me surgen algunas inquietudes. ¿Dónde estuvo Noé
Camacho cuando se aprobó el contrato de la Barrick Gold? El Comité Nacional de
Salarios se reunió hace poco, ¿cuál fue la posición del diputado al respecto?
¿Dónde se encontraba para fiscalizar sobre los Súper Tucanos y demás casos de
corrupción que involucran a su partido? ¿Dónde ha estado cuando el pueblo ha
necesitado que se hable de vivienda, salud pública, sistema educativo y
seguridad ciudadana? Ha estado ausente, aunque pareciera que en el Congreso
Nacional esto es un mal común, no se preocupe.
La provincia
Espaillat no necesita disculpas por sus acciones, ni mucho menos que un
legislador así pretenda representarnos. El profesor Juan Bosch, quien fundó su
partido, expresó que “no hay arma más potente que la verdad en manos de los
buenos”. Le recuerdo a Noé Camacho que muchos contamos con la verdad, con la
dignidad y la razón, aunque a él le moleste. Le recuerdo que estos breves
párrafos me bastan para desnudarlo y, a este diputado, tres períodos no le han
sido suficientes para convencernos. (elgrillo.do)
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