La primera esposa del príncipe Alfonso, condesa de Covadonga hasta su muerte, conservó una buena relación con la Familia Real a pesar de su divorcio.
Juan Carlos I tal vez no habría sido rey si
en la vida de su tío, Alfonso de Borbón y Battenberg, no se hubiera cruzado
Edelmira Sampedro y Robato, una cubana de ascendencia asturiana. Enfermo de
hemofilia, el hijo mayor de Alfonso XIII se enamoró de ella durante una
convalecencia en el sanatorio suizo de Leysin, y al igual que al duque de
Windsor el flechazo le costó la corona: dado que Edelmira no pertenecía a la
realeza, requisito imprescindible en aquella época para conservar los derechos
dinásticos, el entonces heredero del trono de España tuvo que renunciar a esta
condición para casarse con ella.
Tras la boda, celebrada en Lausana en 1933
sin la presencia de Alfonso XIII, el príncipe usaría el título de conde de
Covadonga y sería su hermano don Juan de Borbón, padre de Juan Carlos I, quien
heredaría el de príncipe de Asturias. Por eso es tan curioso que la misma mujer
que colocó a don Juan Carlos en el segundo puesto de la línea de sucesión al
trono de España haya marcado también sus pasos hasta República Dominicana,
según publica hoy el diario ABC el país al que ha decidido exiliarse.
Aunque se desconoce el paradero exacto del
rey, la misma información de ABC señala como la opción más probable que haya
aceptado la hospitalidad del empresario Pepe Fanjul, propietario del exclusivo
resort Casa de Campo de La Romana, un municipio de la costa caribeña la
República Dominicana.
Pepe Fanjul es uno de los amigos mas leales
que conserva el antiguo monarca, y que los dos se traten prácticamente como
primos a pesar de no compartir ni una sola gota de sangre tiene que ver
precisamente con Edelmira Sampedro y Robato: nacido en 1944 y residente en
Miami, Fanjul es nieto de la hermana de la primera mujer de Alfonso de Borbón y
Battenberg, Elizarda, casada por su parte con el que fuera Ministro de
Agricultura de Cuba José Gómez-Mena. La esposa del tío de Juan Carlos I fue por
tanto la tía-abuela del amigo que ahora le habría ofrecido un nuevo hogar
(también del apodado “rey del azúcar”, Alfonso Fanjul, hermano de Pepe y otro
de los poderosos aliados del rey emérito).
Los
condes de Covadonga el día de su boda en SuizaGETTY
El matrimonio de los condes de Covadonga
duró hasta 1937, año en el que firmaron su divorcio en La Habana. Ese mismo año,
el príncipe de Alfonso de Borbón y Battenberg se casó con otra cubana, Martha
Esther Rocafort y Altuzarra, pero fue Edelmira quien conservó el título de
condesa de Covadonga y el cariño de la familia real española. En el obituario
que le dedicó tras su muerte en 1994, el diario ABC relataba una conversación
en la que el conde de Barcelona, don Juan de Borbón, mostraba su admiración por
Edelmira. El padre de Juan Carlos I estaba emocionado por una llamada que le
había hecho su excuñada para interesarse por la salud de la reina Victoria
Eugenia de Battenberg. “Edelmira es una buena mujer, ha llamado varias veces
por teléfono, interesándose por la salud de mamá. ¡Imagínate, en sus
circunstancias, huida de Cuba con lo puesto, y con lo que cuesta una conferencia!”,
dijo don Juan.
En 1985, después de que Juan Carlos I ordenara el traslado de los restos del antiguo príncipe de Asturias de Miami a Madrid para ser enterrados en el Panteón de Infantes de El Escorial, Edelmira acudió al aeropuerto de Miami para despedirse una última vez del hombre que renunció al trono de España por ella.
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