Rafael Alonso Rijo | El Caribe
Luis Abinader y Raquel Peña enfrentan grandes retos entre la pandemia y la política. |
La ausencia de
Danilo Medina en la Asamblea Nacional deja ver que la relación Gobierno-PLD no
será armoniosa
Además de la crisis
sanitaria y económica en medio de la cual Luis Abinader asumió la Presidencia
de la República, el gobierno inicia con una potencial confrontación con el
Partido de la Liberación Dominicana (PLD), y la que también pude arrastrar a
Fuerza del Pueblo, teniendo como escenario la justicia y la persecución de la
corrupción de los gobiernos pasados.
La primera señal de
que las relaciones Gobierno-PLD están lejos de ser armoniosas la dio el
expresidente Danilo Medina al no asistir a la Asamblea Nacional a la
investidura de Abinader y entregó la banda presidencial al presidente del
Senado, Eduardo Estrella, en la oficina de éste, rompiendo así una tradición
democrática que solo tiene como referente la ausencia de Rafael Bonnelly
Fondeur en la toma de posesión de Juan Bosch, el 27 de Febrero de 1963.
Ha trascendido que
Bonnelly Fondeur no estuvo presente porque Bosch instruyó para que no lo
invitaran, mientras que Medina alegó que seguía las instrucciones de las
autoridades sanitarias para evitar la propagación de la pandemia del
coronavirus.
Sin embargo, todo
indica que el expresidente Medina evitó ser el blanco de miradas y voces
acusadoras cuando en su discurso Abinader tocara el tema obligado de la
persecución de la corrupción e impunidad cero. Y el ambiente el domingo en la
Asamblea Nacional se prestaba para ello, ejemplo de lo cual es que los aplausos
más prolongados al discurso del nuevo mandatario fueron precisamente en las 6
ocasiones en que hizo referencia al castigo a la corrupción.
Y efectivamente, el
presidente Abinader dijo en su discurso que “quiero ser muy claro, preciso, y
contundente. En el gobierno que iniciamos hoy, no se permitirá, bajo ningún
concepto, que la corrupción del pasado quede impune. El que robó dinero del
pueblo, tiene necesariamente que pagar en la justicia por sus actos”.
Y tras advertir a
los nuevos funcionarios que correrán la misma suerte si se equivocan, Abinader
dijo: “Estamos convencidos de que la corrupción de arriba incentiva la de
abajo, que es la delincuencia, que se traduce en inseguridad. Y ambas tienen
que ser combatidas sin tregua”.
La claridad del mensaje
No cabe duda de que
cuando Abinader advertía que “el que robó dinero del pueblo, tiene
necesariamente que pagar en la justicia por sus actos”, se estaba refiriendo a
los funcionarios de los gobiernos del PLD, señalados por la mayoría de la
población como los responsables de los mayores escándalos de prácticas
corruptas en la historia dominicana.
Y puso como ejemplo
el uso al 4% del Producto Interno Bruto (PIB) destinado a la Educación
preuniversitaria: “Tristemente, ese 4% no se ha invertido como debería, hubo
más negocio que educación”.
El mandatario se puso al lado de los reclamos
populares en demanda de que los funcionarios señalados como corruptos sean
llevados ante la justicia al observar que “no se ha de malograr la herencia
histórica de cientos de miles de dominicanos y dominicanas que, en el devenir
de más de siglo y medio, han marchado exigiendo justicia y que, en demasiadas
ocasiones, han derramado su sangre en el empeño. Si olvidáramos esos
sacrificios, no seríamos dignos ni de mirarnos al espejo sin sentir vergüenza”,
expresó.
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