20 de agosto de 2020

“Primaria, el colapso invisible"

Por Ana Macpherson (La Vanguardia, 06-08-2020)
 
Ana Macpherson
“No podemos dejar de hacer nuestra actividad diaria para centrarnos solo en la Covid-19. Y no llegamos. Los hospitales cerraron servicios para dedicar plantas enteras a los infectados, pero nosotros debemos seguir haciendo bajas, informes para el traumatólogo y toda la atención. A los crónicos, a los mayores con múltiples dolencias, al deprimido… Con la diferencia de que ahora no podemos decirles oiga, eso ahora no toca, su tapón en el oído o la analítica anual tendrán que esperar, estamos en emergencia. Es que nadie se lo ha advertido”.
Es el desesperado resumen que hacen médicos y médicas de familia de uno de los centros de primaria del área metropolitana de Barcelona. Sin nombres. Su caso es el de decenas de ambulatorios desde hace mes y medio, cuando la nueva normalidad dejó de ser un alegrón social y empezó a convertirse en el otro problema para el que el sistema sanitario no había sido dotado. Y al que ya se empezaba a llegar tarde.
Algunos van con la camiseta empapada. Hoy les ha tocado urgencias Covid -cada caso sospechoso requiere atención, preguntas, PCR, medir la oxigenación- y eso supone llevar puesto el buzo de plástico, con las gafas, el doble guante… Con el aire acondicionado suspendido en muchos edificios porque no hay manera de garantizar la circulación de aire exterior que se exige ahora.
En los pasillos solo se ven mascarillas, equipos de limpieza -desinfectan la sala de PCR dos veces al día, paredes y techos incluidos- y pacientes citados y estrictamente controlados en sus movimientos. Sin salas de espera.
En la puerta de los CAP (Centro de Atención Primaria) otros compañeros hacen de guardia pretoriana para dejar claro que no se entra como antes. Que no existe la atención en persona a demanda. Porque están intentando frenar este rebrote de la epidemia desde esta frontera tan poco visible.
Así que de los aplausos se ha pasado a las malas palabras, espetadas en la puerta porque los ciudadanos creen que pueden usar este servicio tan suyo, tan a mano y sin complicadas derivaciones burocráticas. Y resulta que no. “`Pero si está vacío”.
Las primaria es el nuevo muro de contención del sistema, desde donde se intenta que la infección se detenga antes de que se necesite hospitalización, duros tratamientos, ventilación, UCI… Pero no se ha reforzado. Es la de siempre descontado los de vacaciones y los que están ocupándose de las residencias. No ha sido hasta hace apenas una semana, cuando terminaron de contratar y formar a los algo más de 500 gestores Covid de apoyo.
Desde el viernes pasado cada CAP tiene uno o dos gestores Covid, jóvenes de muy diferentes formaciones que han hecho cursos de un par de días para conseguir de cada sospechoso la máxima información sobre contactos. Y lograrlo en el momento, sin moverse del CAP. “Sufren, no les habían dado ni las contraseñas”.
Pero estos fichajes imprescindibles no evitan que cada día en las agendas de los médicos y las enfermeras del CAP se queden sin atender -telefónicamente, por supuesto- diez, quince, cuarenta, cada vez un número mayor de los ciudadanos que llamaron y a los que los administrativos intentaron dar hora en una agenda en la que se han multiplicado las casillas.

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