Por Claudio Acosta -
Hoy
Mientras Unicef
advierte a la sociedad dominicana y los medios de comunicación, a propósito de
la reciente difusión en las redes sociales de niños expuestos a situaciones de
hipersexualización y abuso, sobre la necesidad de proteger esa población
evitando su revictimización y asegurándose de que se respete su dignidad, en
San Francisco de Macorís cientos de personas se concentraron frente al Palacio
de Justicia para pedir la libertad del artista urbano Don Miguelo, acusado de
violar el Código del Menor al utilizar a varias niñas como “modelos” en su mas
reciente video.
El artista urbano,
quien podría enfrentar una sanción de 2 a 4 años de privación de libertad, ha
recibido una oleada de solidaridad de sus colegas, que alegan que este nunca
quiso hacer daño, y es evidente que también cuenta con el apoyo incondicional
de sus seguidores.
“Tantos casos
importantes que se pierden en la Justicia y mira cómo el Ministerio Publico
está perdiendo su tiempo con una persona que lo único que hace en San Francisco
de Macorís es ayudar a las personas más necesitadas”, declaró a Diario Libre un
dirigente del Frente Amplio de Lucha Popular, el temible FALPO, con lo que de
seguro habrá provocado el desconcierto de la representante de UNICEF en el país,
recordándole lo difícil que puede ser su trabajo en este fallido paraíso
tropical.
Porque está claro que
para esa multitud que pide a gritos que lo suelten Don Miguelo no hizo nada
malo con ese video, y es probable que así piensen también los padres que
consintieron la participación en el de sus hijas, que deberían ser llamados a
capítulo por el Ministerio Público.
Al fin y al cabo es
también su responsabilidad –como dice UNICEF– velar porque se respete la
dignidad y la integridad física, síquica, moral y sexual de sus hijas, lo que
incluye la preservación de su imagen, identidad, autonomía de valores, ideas y
creencias. Siempre y cuando sepan, claro está, conque se come todo eso.
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