ORLANDO DICE...
Orlando Gil – Listín Diario
gil@claro.net.do/@orlandogildice
Siempre he creído,
y ahora con más veras, que la culpa de que los funcionarios no hagan su
declaración jurada de bienes la tiene el presidente que los nombra.
Si fuera un prerrequisito ninguno obviaría la
obligación, pues sufriría las consecuencias antes de ser considerado para un alto
cargo.
Pero como no pasa de un enunciado, ni fastidia ni
avergüenza. Ni siquiera se excusan ni piden tiempo, y como solo insiste la
prensa, y ningún superior, la indiferencia pasa a cinismo.
Hubo tiempo, y siempre lo hay, para preparar una hoja de
vida que tampoco se corresponde con los méritos académicos que se atribuyen y
acreditan.
Lo mismo puede decirse de los partidos que postulan
senadores, diputados y alcaldes. Piden certificados de dopaje, de buena
conducta, y hasta movimientos financieros, pero no cuenta de sus propiedades.
Tampoco declaran los senadores, diputados y alcaldes, y
contra ellos, autoridades por sí mismos, no se puede proceder. Lo menos que
dirían es que se trata de persecución política.
El presidente Luis Abinader anunció que suspenderá con
riesgo de cancelación a los funcionarios recién nombrados que al 15 de
septiembre no hayan hecho su declaración.
De aplicarse la medida con la contundencia que la
circunstancia demanda, sería la iniciativa más trascendental en el orden de la
transparencia.
Será zafra y comida para abogados y notarios, pues se
supone que no se aceptarán simples papeles, sino inventarios creíbles y, sobre
todo, soportados con documentos fieles.
La ley y la trampa jugarán a las escondidas, y esa será
tarea de profesionales diestros en esos menesteres. Los cuales sabrán ocultar
cuando sea conveniente y aparentar de ser posible.
El gato pelado no
es gente.
El 15 de septiembre será una fecha importante para los
fines de la moralidad pública, si se actúa conforme lo establecido:
Declaración en manos, confirmación asegurada.
Los afectados no lo piensan así, pero es mejor gastarse
ahora en un buen notario, de confianza, que costear un abogado después para
defenderse en un proceso en que se tendrá todas las de perder y ninguna de
ganar.
Guerra avisada…dicen desde siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario