5 de julio de 2017

Los de la Maza dieron sus vidas por la Libertad -II-

Por Luis de la Torre
(Especial para la revista ¡AHORA! No. 10 de Junio 15 de 1962)
Familia de la Maza
El 30 de mayo
Trujillo seguía su desenfrenada carrera de asesinatos, inmoralidades, sed inextinguibles de riqueza y humillaciones sin cuento infligidas a la sociedad dominicana por él, los miembros de su familia y allegados.
Antonio de la Maza formo parte de un grupo de conspiradores, decididos a acabar de una vez por todas con el dictador.
La historia del 30 de mayo de 1961 es de todo conocida. En la noche de ese día caía acribillado a balazos el hombre que durante 32 largos años había ejercido una omnímoda autoridad sobre tres millones de dominicanos.
La terrible maquinaria represiva del trujillato, inicio de inmediato sus actividades.
Cae Pablo Antonio
Pablo Antonio de la Maza, conocido por el apodo de Pirolo, vivía en esta capital con su hermano Antonio, por quien guardaba un entrañable cariño, el que era reciprocidado en la misma medida, por esto, Antonio no le dio participación activa a Pirolo en la trama, aunque si se la había puesto en conocimiento.
El 30 de mayo, a prima noche, Pirolo, se dirigió despreocupadamente al hotel El Embajador, donde departió con un grupo de sus amigos durante varias horas. Al llegar a su casa fue aprehendido, sorpresivamente para él, por miembros del Servicio de Inteligencia Militar. Aun la muerte del tirano no era conocida más que por unos cuantos.
El joven apenas de 31 años, fue conducido a la alucínate prisión de la 40, donde fue sometido a torturas por un grupo integrado por Clodoveo Ortiz, el teniente Pérez Mercado, de la Policía Nacional, Ángel Salvador Rodríguez Villeta, y otros. Luego de ser masacrado Pirolo, fue llevado a otra prisión famosa, El Nueve, donde se encontró con los doctores Antonio Rosario, actual secretario de Trabajo, Antonio García Vásquez, hoy procurador general de la Republica, y con Ramón García Vásquez, Miguel Ángel Michel Díaz, Aníbal Franco, José Peralta Michel, Ramón B. García, Bú Viñas, doctor Alberto Rincón y varios mas, prisioneros también.
Todos ellos se encontraban completamente desnudos, en celdas húmedas y malolientes. Pirolo, además, estaba esposado con las manos detrás de la espalda, en posición dolorosa. El doctor Alberto Rincón, su cuñado, le servía de sostén para que su espalda lacerada no entrara en contacto con las paredes y el piso.
Ranfis Trujillo visitaba diariamente la cárcel, día y noche, junto a su cuñado Luis José León Estévez, el mayor Octavio Balcacer, el licenciado Eladio Ramírez Suero, el doctor Teodoro Tejeda Díaz, Federico Cabral Noboa, el capitán del Villar, Clodoveo Ortiz y otros.
La noche que mataron a Juan Tomas Díaz y a Antonio de la Maza, en la acera de la Ferretería Read, Ranfis se persono en El Nueve para informar personalmente a la esposa de Díaz la muerte de su marido y a don Vicente de la Maza, la de su hijo. Luego se dirigió a la celda que ocupaban Pirolo, Armando D’Alexandro y varios mas, y dijo: “Su hermano acaba de morir; prepárese, que usted se muere mañana”.
Armando cuenta que Pirolo, deshecho físicamente, aun tuvo fuerza para decir al morfinómano hijo del tirano lo siguiente: “Yo estoy preparado, si usted quiere podemos acabar ahora mismo”.
Horas después Pirolo fue sacado de la celda, no volviéndose a saber más de él. Ranfis cumplió su promesa. (Continuara) 

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