Fernando Ferreira de Oliveira
(Tradución del Portugues Miguel Rone)
Arbusto Grueso, Brasil.- El hombre en traje llegó a Arbusto Grueso, más concretamente a las márgenes del río Araguaia. Esta historia debe servir de alerta para quienes gustan de este tipo de aventura.
Un grupo de cuatro pescadores del interior de São Paulo, uno con otro estaba el dentista José Ronaldo, quien se atreve, al igual que todos los años, a la pesca en la ría del famoso del río, en la investigación de grandes peces de pinta, del pirarucus, pirararas, tucunarés y piraíbas.
Los cuatro pasaron el día juntos y se separaron al crepúsculo pero se dan la vuelta y solamente hay tres en el campamento.
Preocupados los tres comenzaron a gritar, el nombre de la persona que falta, el dentista José Ronaldo.
Ninguna respuesta. Cerrada la madera, combinada la falta de luz hizo con que el campamento tuviera que esperar el amanecer y siguen de nuevo en la búsqueda del amigo. Pero ninguno de los tres consiguió dormir. Pasaron noche despiertos.
Creían que cualquier animal pudo haber atacado a José Ronaldo. Con los primeros rayos del sol, siguieron buscando por el amigo. Fueron buscando por varios kilómetros y solamente al final de tarde uno de ellos encontró la primera pista para localizar al dentista.
Encontraron pedazos de sus prendas de vestir a la margen del río. Había señales de lucha. Dos de los pescadores pensaron que se trataba de un asalto o secuestro, y surgieron las esperanzas de que José Ronaldo aún estuviera vivo.
Otro pescador con más experiencia vio un arbusto mezclado y afirmó que era la pista de una serpiente, probablemente una sucuri, y ella debería tener más de diez metros.
Con el enfoque de la noche los tres decidieron volver al campamento, y solamente en el día siguieron la vía encontrada.
En la tarde del tercer día percibieron a una gran serpiente sucuri durmiendo a los márgenes del río. Esta era enorme tenía parte del cuerpo deformado.
Pronto sospecharon que era el cuerpo del dentista. Y utilizando unos clavos y pedazos de madera alcanzaron la cabeza de la serpiente, el matándola.
Entre todos la cargaron justo al campamento, donde ellos la colocaron en la carrocería de un camión que fuera para Barra del Garça.
Se abrió a la serpiente el vientre y el cuerpo del dentista fue retirado. Esta historia de pescador no hay necesidad de aumentarle. Al contrario según han contado otros pescadores, no podía tener un final feliz. Basta con ver las fotografías.
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