Quizás la conclusión de todo esto debería ser que los impuestos y Hacienda necesitan hacer una campaña para mejorar su imagen pública
Lo que el caso de los youtubers
andorranos explica sobre reputación, choques generacionales y la batalla entre
nuevos y viejos medios
"Andorra y más Andorra,
parece que no hay más temas que los youtubers de Andorra", me comentaba
hace un par de días una internauta millennial, mientras repasaba los trending
topics del momento en Twitter. Los "youtubers de Andorra" se han
convertido en una categoría en sí mismos y en un hecho noticioso que lleva retroalimentándose
semanas, desde que ElRubius anunció en Twitch sus planes para mudarse al país
de los Pirineos y despertó una oleada de comentarios críticos.
Desde entonces, el debate se ha
dividido entre si youtubers a Andorra sí o no - aunque en justicia habría que
recordar que los youtubers no son los primeros en mudarse al país para eludir
pagar impuestos - pero también sobre qué ocurre con los impuestos y cuánto se
paga. En las últimas semanas, los movimientos de los youtubers se han
convertido en material de análisis y de recurrente base para memes. Uno de los
más recientes ha venido vinculado, justamente, a que uno de ellos reclamase
algo para lo que al final se necesita pagar impuestos.
Pero más allá de lo que supone
que los youtubers se hayan ido a Andorra, la serpiente de verano noticiosa que
ha implicado - por mucho que estemos en medio del invierno - sirve para hacer
más lecturas. La crisis andorrana se puede emplear como base para comprender
mejor qué está ocurriendo en términos de choque generacional y, por extensión,
de medios e incluso qué ha ocurrido en los últimos años en reputación y
confianza en las organizaciones.
Por su parte, Andorra se ha
convertido en el daño colateral en todo este entramado de noticias y análisis.
El país, que dejó de ser un paraíso fiscal hace unos años y que depende, por su
propia naturaleza, de su relación con los países vecinos (le ha pasado con las
vacunas del coronavirus), había conseguido crearse una cierta imagen de lugar
tranquilo y bucólico que atraía a un cierto nicho de público que le interesaba
como residente (elevadas fortunas que buscan pagar menos impuestos).
Los youtubers lo están
presentando como un "paraíso youtuber", lo que ha generado un pico de
interés, cierto, entre sus seguidores, pero esto también ha hecho que hayan
aumentado los artículos que muestran la cara B del país pirenaico.
Un sistema sanitario inalcanzable
para ciertos habitantes, un control policial absoluto y una ausencia de
derechos de los trabajadores hubiesen sido tema noticioso en otro momento y un
problema reputacional para la imagen de Andorra en el pasado, pero nadie estaba
realmente prestando atención a qué ocurría allí. Ahora, se han convertido en el
hilo de crónicas, como la que publicaba hace poco El Confidencial. Si la bola
de nieve sigue creciendo, el principado tendrá que hacer un trabajo de
relaciones públicas para recuperar su imagen previa.
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