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12 de junio de 2018

Un magistrado de pocas garantías


Panamá.- Tres cardiólogos y el médico del El Renacer recomendaron el ingreso de Ricardo Martinelli a un hospital por una arritmia cardiaca y una presión arterial por las nubes de 200/130, pero el magistrado de “garantías”, Jerónimo Mejía no lo autorizó de inmediato y en forma arrogante preguntó al doctor Gabriel Frago, si el exmandatario se podía morir.
El Dr. Enrique Méndez, especialista en Medicina Interna y Cardiólogo Intervencionista; Jairo González, jefe de servicio de cardiología; el también cardiólogo de la CSS, Enrique Méndez y el doctor de El Renacer, Leonardo Labrador, advirtieron los problemas de salud de Martinelli, pero al magistrado parecía no preocuparle el asunto.
Aunque Martinelli llegó a la audiencia sonriente y alzando los brazos para saludar a sus familiares y seguidores que lo recibieron con aplausos al ingresar a la sala de audiencias del Segundo Tribunal Superior de Justicia, era evidente su hipertensión.
Cuando ingresó vestido con suéter celeste, jeans y zapatillas negras marca “Hurley”, le tiró un beso a la perredista Balbina Herrera, a quien derrotó en las elecciones del 2009 y se convirtió en uno de sus querellantes en el caso de los pinchazos.
Con el grupo de querellantes –entre ellos también el exjefe de la tendencia del PRD, Mitchell Doens- estaba el magistrado fiscal Harry Díaz, quien vestía una particular combinación en la que destacaba una camisa rojo vino y una corbata cargada de detalles.
La jornada en el Palacio Gil Ponce arrancó mal. Jerónimo Mejía exclamó que era una audiencia de “comunicación de derechos”, algo que no existe en el Código Procesal Penal, pero además el magistrado de “garantías” advirtió que solo él podía hablar. critica.com.pa

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