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28 de abril de 2015

Mons. Ramón de la Rosa y Carpio y un legado de fe católica


Por Denis Mota Alvarez
Monseñor Ramón de la Rosa y Carpio ahora que ha entrado en los días y las horas largas del descanso en el hogar, adornado de la sabiduría suficiente para mirar hacia atrás y reflexionar sobre todos los años al servicio de la fe, desde la Iglesia Católica, en particular, y del pueblo dominicano, en general, y de continuar de ahora en adelante con un perfil más reposado, brindando sus aportes desde su nueva condición de Arzobispo Emérito.
Me honra en ser su amigo desde niño, amistad que se inició a principios de los años sesenta, en que iba a San Rafael del Yuma con Don Benito, su progenitor, que era chofer de la iglesia y manejaba un jeep Land Rover verde aceituna, a veces acompañaba al sacerdote Manuel Antonio Montás (el padre Montás), o Monseñor José Benito Taveras Hernández (el Padre Benito), y se detenía frente al parque en la tienda de la tía doña Luisa de la Rosa, esposa de Julio Rodríguez, el padre de mi esposa.
De joven adolescente, lo recuerdo con sotana negra, cuando coadyuvaba a celebrar la misa en la Iglesia del Carmen. Tiempo después, ordenado sacerdote en 1965 y con inquietudes sociales, escribió un pequeño folleto sobre Marxismo y Religión, que cuando caí preso, en la época de la Banda Colorá, de los no bien recordados 12 años de Balaguer, fue parte de las piezas de mi expediente, instrumentado por la Policía Nacional, que dirigía Pérez y Pérez, por posesión de literatura comunista.
Luego, con los años, vinieron los certámenes del Concurso Literario de Navidad del Obispado Nuestra Señora de La Altagracia, iniciados por Obispo Monseñor Juan F. Pepén Solimán y a los que tanto él, el Dr. Plinio Ubiera y los estudiantes José López y Franklin Figueroa le dieron un empuje significativo, que despertó literariamente, primero a la Región Este y después al país.
Aquel concurso, en el que también hizo sus aportes el Arzobispo Monseñor Polanco Brito, fue la plataforma de lanzamiento de muchos de los entonces principiantes escritores de Higüey, La Romana, San Pedro de Macorís, El Seibo, Hato Mayor del Rey y San Rafael del Yuma, donde el poemario Eloíse, tentativo de un canto infinito, de mi autoría, ganó primer premio en 1977.
De la Rosa y Carpio, que nació en Higüey, 1939, fue rector de la Basílica-Catedral Nuestra Señora de La Altagracia en Higüey de 1971 a 1983. El 2 de diciembre de 1988 fue nombrado obispo titular de Cerbali (Cartago), y auxiliar de la Arquidiócesis de Santo Domingo, en la Catedral Metropolitana Santa María de La Encarnación.
De nuevo en Higüey, el 25 de marzo de 1995, fue designado obispo ordinario de la diócesis de La Altagracia hasta el 2003. El 16 de julio de ese mismo año es relevado y ascendido a arzobispo metropolitano de la Diócesis de Santiago de los Caballeros hasta el 18 de abril de 2015, cuando pasa a la condición de Obispo Emérito, al renunciar por razones de edad, dejando de herencia un verdadero apóstalo de la fe católica.
Graduado de licenciado en Ciencias Religiosas y de teología dogmática en el Instituto Pontificio San Anselmo, en Roma y doctorado en la Pontificia Javeriana, de Bogotá. Sus estudios de licenciatura en Catequesis los hizo en el Instituto Católico de París.
A nivel internacional ha sido desde delegado dominicano en el famoso encuentro de Puebla de los Ángeles en México hasta Secretario Ejecutivo de la Conferencia Episcopal Latinoamericano (CELAM). Es políglota, profundo estudioso y conocedor bíblico y posee una extraordinaria vocación sacerdotal, que lo perfilan como uno de los miembros de la Iglesia Católica Dominicana más prominentes de todos los tiempos.
Pero monseñor Ramón Benito De la Rosa y Carpio no limitó su accionar intelectual a los recintos religiosos, sino que difundió la fe sin ruidos a través de los medios masivos de comunicación: prensa escrita y televisión, para llevar su apostolado a los hogares y a los grupos de poder, que se informan por estos medios.
Como escritor ha publicado innumerables obras, todas de gran contenido humano y de reforzamiento de la fe, entre las que podemos citar: Nuestra señora de La Altagracia, Los fundamentos de la ética y la moral, Un momento I, Más allá de un momento, Discernimiento de espíritus, Cómo ofrenda el católico, Valores y virtudes, Benedicto XVI: sobre el amor, la verdad y otros temas, Elecciones: 46 temas básicos desde 1962 hasta 2008, El más bello de los poemas, Quién liberará este pueblo, Razones para vivir, Señor presidente, pueblo dominicano, Navidades nuestras, Certifico y doy fe I, Certifico y doy fe II, Los santos modelos de valores y virtudes, Discípulos de Jesús I, Mami nena cree, Espera y ama y Aportes de la iglesia a la humanidad, trabajos frutos de las reflexiones del hombre y el sacerdote de bien que hay en monseñor Ramón de la Rosa y Carpio

¡En hora buena, salud y muchos años de vida, querido amigo!

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