Como con tantos otros cambios, la razón de este boom está en la crisis del coronavirus: los europeos no querían tocar el dinero en efectivo
Los europeos son cada vez más receptivos a los pagos móviles: los usuarios de estos servicios crecen en un 18,7%
Uno de los efectos que ha tenido la crisis del
coronavirus y las medidas de higiene y protección que se han puesto en marcha
ha sido la de acelerar los pagos electrónicos. Si hasta principios de este año
había quienes se resistían y se negaban a recibir pagos de ciertas cantidades
si no era con efectivo, en marzo las pocas tiendas abiertas se llenaron de
carteles que reclamaban que se pagase con tarjeta si se podía.
Aunque parece poco probable que este haya sido el primer
capítulo del fin del dinero en efectivo, como se pensaba que podría ocurrir
hace unos meses, todo esto sí ha servido para acelerar la implantación de otras
formas de pago. No se trata solo de que pagamos ya más con tarjeta, sino
también que hemos integrado más elementos como el pago móvil.
Aunque las cosas están lejos de ser como en China, donde
los pagos son cada vez más habituales vía código QR y apps de Alipay y WeChat
(hasta el punto de que, como explican en una de las newsletters de The New York
Times, los taxistas protestan cuando se les paga en efectivo), sí ha subido de
forma notable el uso de soluciones de pago móvil en la Europa Occidental.
El movimiento es especialmente notable porque en Europa,
como recuerdan en eMarketer, la cultura del pago en efectivo ha sido
tradicionalmente muy fuerte. La inercia de lo que se ha hecho siempre y la
preocupación por la seguridad de los pagos había hecho que los europeos se
resistiesen a los pagos móviles.
Sin embargo, alertan desde la firma de análisis, la
pandemia ha acelerado el cambio. Los consumidores quieren reducir el uso de
efectivo para tocar menos cosas y, con ello, están empleando más los pagos
móviles.
En el abandono del efectivo estos meses, las tarjetas
contactless se llevaron la mayor parte de la tarta, pero los consumidores
mostraron un interés por las demás alternativas. "Aunque la mayoría de
este crecimiento (de los pagos contactless en Europa) se debe al alza del uso
de tarjetas, hay posiblemente un interés nuevo y demanda de servicios de pago
móviles también", apunta la analista senior de eMarketer Cincy Liu. El
trabajo de algunos players del mercado, como PayPal, también ha apuntado más
las cosas y hecho más visible el pago móvil.
Así, este año se cerrará con un total de usuarios de
pagos móviles en Europa de 59,3 millones de personas. Como explican en
eMarketer, esto supone un crecimiento de un 18,7% frente a los datos del año
pasado.
Previsiones a futuro
Los datos no cambiarán con el fin de la pandemia.
eMarketer prevé que se mantendrá una tendencia generalizada y sostenida hacia
al crecimiento, aunque no se vayan a repetir en los próximos años los
porcentajes de dos cifras.
Para 2021, el crecimiento será del 7,4% interanual y se
llegará a los 63,6 millones de usuarios. A cierre de 2023, los europeos que
usen pagos móviles serán ya 70,6 millones, con una subida interanual del 4,7%.
El cambio ha llegado para quedarse y no contar con ello
es un error de estrategia para las empresas. Los consumidores querrán más
facilidades para pagar usando la tecnología.
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