El Caribe: M.A. Saleta llenas
El hijo mayor en sucesión Jesús María, quien sintió
de inmediato sobre sus hombros el fardo de la responsabilidad familiar, mantenía
en el círculo de sus amigos la predica constante de la lucha contra la tiranía.
De un valor extraordinario, consecuencia del
mal indómita sanguinaria bizarría, desafiaba todas las acechanzas y todas las
persecuciones con una serenidad pasmosa. Con la afable sonrisa de su rostro
infantil, desconcertaba a los esbirros del déspota, que ignoraban detrás de
aquella fisonomía inofensiva, había un espíritu combativo, templado ya por el
dolor y el sufrimiento.
Es Chichi de lo mas entusiastas organizadores
del movimiento clandestino que se incubo en el año 1934 y uno de los mas
activos miembros en la preparación y puesta de explosivos en diferentes
sectores de la ciudad, lo que le valió una condenación de 30 años de trabajos públicos,
cuando el movimiento revolucionario fue desvelado.
Su entereza de carácter y su indomable
voluntad rodeo de hermetismo los interrogatorios que les hicieron, lo cual le costó
torturas que no fueron suficientes para delatar un solo compañero, y así pudieran
muchos no correr la mala suerte de los que pudo apresar la tiranía.
Nuevas acechanzas y persecuciones de toda índole
recaen sobre doña Alix y sus demás hijos, que sienten no obstante la ayuda que
reciben subrepticiamente de algunos amigos, los estragos de la miseria física y
los sinsabores y amarguras de los sufrimientos morales.
Los ínfimos negocios familiares se reducen a
casi a la nada pues el temor alejaba los clientes. El hijo que le sigue a Jesús
María, Agustín (a) Tin, busca afanosamente la forma de ayudar a su familia con
un trabajo aunque sea de jornalero, pero las puertas se le cierran por el
terror que ya había implantado el tirano.
En el año 1936 después de haber cumplido dos años
de prisión, agravados con los trabajos públicos en las calles de Santo Domingo
es puesto Jesús María en libertad con sus demás compañeros y aquel americano bonachón
y paternal que ya hemos mencionado, Mr. Geiger, no obstante las amenazas y presiones
que recibe del gobierno, le vuelve a emplear en la Compañía Eléctrica. –Continuara-
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