Por Bethania Gúílamo
Fotos del internet: al centro la Puerta del Conde antes y después de empañetarla |
El famoso empañete de la Puerta del Conde, el emblemático, y más visible signo de la República Dominicana, ocurre a un año de que salió la alarmante noticia, de que habían pintado con pintura acrílica las estatuas de Duarte, Sánchez y Mella, en el Altar de la Patria.
Las estatuas fueron
construidas con mármol de Carrara, el material mas apreciado y utilizado por
los grandes escultores de la humanidad, según sostienen los expertos. Es casi
imposible obtener este tipo de mármol, a menos que se demuestre que es para una
causa trascendental. En ese sentido, República Dominicana fue privilegiada con
algunos bloques para que el italiano Arrighini construyera las estatuas. Pero
ninguno de los que pintaron las estatuas, ni mucho menos el que ordenó que las
pintaran conocía su historia.
No se puede valorar lo que
no se conoce. Para saber el verdadero valor de algo se precisa conocer su historia.
No hay manera que sepamos nuestro valor, sino reconocemos y validamos la
historia de lo que hemos vivido o hemos tenido. Empañetar la puerta del Conde o
pintar con pintura acrílica las estatuas de mármol son el reflejo de la
ignorancia, que unida a la improvisación y la politiquería con la que se
manejan los asuntos que nos conciernen a todos, es una letal amalgama. En
nuestro país, a todo el mundo le dan un cargo público, sin importar si es
experto o no, y lo que es peor, le dejan tomar decisiones.
La obsesión de remozar tan
ineficientemente nuestros símbolos patrios y edificios históricos, tiene que
ser detenida por los mismos dominicanos, y exigir que ese tipo de eventos se
hagan bajo la mas estricta supervisión y asesoramiento de expertos. ¡Caramba!
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