10 de mayo de 2019

El visionario ingeniero suizo que cambió la imagen de Nueva York


Por Thomas Stephens
Othmar Ammann diseñó y construyó muchos de los puentes más icónicos de la ciudad de Nueva York y redefinió el arte de construir puentes. El documental suizo Gateways to New York [Entradas a Nueva York], recientemente galardonado, cuenta la historia del “suizo de América”.
 “Todo comenzó cuando la cadena de televisión europea Arte me pidió que investigara sobre héroes suizos desconocidos”, explica el director de la película, Martin Witz. “Así fue como encontré a unas cuantas personas que me pareció que no eran tan famosas como se merecían”.
Entre ellas estaban el fabricante de automóviles Louis Chevrolet, el diplomático suizo que durante la Segunda Guerra Mundial salvó a decenas de miles de judíos en Budapest Carl Lutz, y el piloto Victor Hug, que en 1946 fue la primera persona en aterrizar un avión de rescate en un glaciar. 
 “También propuse a Othmar Ammann”, señala Witz a swissinfo.ch durante el Festival de Cine de Solothurn, donde su película ha ganado el Premio del Público. “Pero cuando estaba preparando todos estos nombres, pensé que Ammann podría merecer más de 25 minutos de televisión. Así que empecé a desplegar un tratamiento de pantalla grande. ¡Y creo que tenía razón! Es fácil que merezca 90 minutos”.
Recién graduado en ingeniería, en lo que hoy es la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (EPFZ), en 1904 Ammann (1879-1965) partió hacia Estados Unidos.
 “Al principio no quería emigrar a Estados Unidos, solo quería hacer unas prácticas. Su profesor lo recomendó como un estudiante de mucho talento y le dijo que en uno o dos años en Estados Unidos iba a aprender más que en diez años en Suiza”, cuenta Witz. “Así se fue, ¡y se quedó atrapado!”.
Rápidamente se convirtió en una persona muy solicitada. “Hablaba varios idiomas, tenía formación en la EPFZ, y durante muchos años había sido primer ayudante de Gustav Lindenthal, el ingeniero más importante de la época. Y los puentes eran necesarios”.
Según Witz, Ammann a menudo estaba en el lugar adecuado en el momento preciso. A principios del siglo XX, especialmente en los violentos años veinte, se produjo un auge de la motorización, la urbanización y la sociedad de consumo. 
 “Aunque tenía un aspecto y un comportamiento muy suizos: modesto y algo retraído –tal  vez también un poco rarito–, sabía exactamente dónde estaban sus posibilidades y cómo podía aprovecharlas. Tenía dos caras: la tímida y suiza, pero también la de ‘ve a por ello’”, dice Witz.
 “Consiguió mejores trabajos, más responsabilidad y finalmente [en 1925] la oportunidad de hacer su propia intervención: el puente George Washington. Su gran salto”.
El puente George Washington atraviesa el río Hudson, conecta el barrio de Washington Heights de Manhattan en la ciudad de Nueva York con el distrito de Fort Lee en Nueva Jersey. Cuando se inauguró en 1931, su envergadura de 1 067 metros (3 500 pies) lo convirtió en el primer puente colgante de más de un kilómetro. Hoy sigue siendo el puente colgante con más carriles de tráfico (14, distribuidos en dos niveles) así como el puente más transitado del mundo con más de 100 millones de vehículos que lo cruzan cada año.
El profesor jubilado de ingeniería estructural Tom F. Peters ha declarado a swissinfo.ch que “la contribución pionera de Ammann en su primer puente, George Washington, fue poder ampliar la envergadura límite: ¡la duplicó!”. Hasta entonces el récord lo ostentaba el puente Ambassador, entre Michigan y Ontario, con una longitud de 564 metros.
 “Esta puesta en escena –en otras palabras, considerar un puente como una cuestión de ciclo de vida y no como un esfuerzo único, en un momento concreto y monumental– fue una solución ‘suiza’. Esto tiene que ver con la tradición militar suiza: los zapadores eran reclutados entre jóvenes ingenieros civiles, y los oficiales militares se entrenaban no solo para construir puentes, sino también para destruirlos”.
Peters señala que su formación en la EPFZ estuvo condicionada por este planteamiento de la construcción como ciclo de vida, en contraste con otras culturas de ingeniería. “De hecho, todos los puentes suizos hasta hace poco se han diseñado incluyendo cámaras para poder minarlos y destruirlos en época de guerra”.

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