La tortuga tinglar o laúd,
Dermochelys coriácea, es una especie de tortuga de concha blanda. Es la mayor
de todas las marinas, con una longitud de cerca de los dos metros de caparazón
y un peso de más de 600 kilos.
Es capaz de bucear hasta
más de un kilómetro de profundidad para alimentarse de medusas y salpas, y ha
sido declarada por la IUCN como una especie en peligro de extinción.
Las tortugas marinas en
general alcanzan su madurez sexual entre los 9 a 15 años y pueden llegar a
vivir entre 100 y 150 años en estado natural.
Se reproducen cada 2 a 4
años, a partir de mayo, poniendo de 3 a 7 nidos por temporada. En el caso del
tinglar el plazo es aproximadamente de cada 4 años.
Todas las tortugas marinas
son excelentes nadadoras, pueden recorrer miles de kilómetros desde su área de
alimentación y su área de reproducción. Poseen un gran sentido de orientación,
volviendo a generalmente a reproducirse a la misma playa donde nacieron.
El tinglar, el año que le
toca anidar, puede llegar a depositar entre 60 y 130 huevos por nido.
La misma tortuga puede
poner entre 3 y 5 nidos durante la temporada, con períodos de incubación de
alrededor de 2 meses.
Según un informe de
tortugas hembras nidificantes, realizado por la ONG dominicana Grupo Jaragua en
el 2011, hasta esa fecha en el país no se habían hecho estudios profundos de
estado de conservación de las especies, amenazas y lugares más importantes de
anidación.
Gracias a estos trabajos,
se ha podido determinar que las áreas más importantes de nidificación que
quedan en el la República Dominicana se encuentran en el Parque Nacional
Jaragua en el suroeste del país y la isla Saona al este, en el Parque Nacional
Cotubanamá.
En el caso del tinglar,
Bahía de las Águilas es donde se reporta la mayor cantidad de nidos de tinglar
por temporada, también se han reportado en el este y Samaná.
En lo últimos años se ha
logrado reducir la depredación de estos nidos en el parque nacional Jaragua,
pero sigue siendo crítica la cantidad de hembras anidando.
Una pequeña tortuga de
tinglar toma aire para luego sumergirse y seguir su camino mar adentro.
Un tinglar anidando en
playa Manresa de Santo Domingo
Luego del anidamiento del
2011 de la tortuga carey Güibia en el Malecón de Santo Domingo, se inició un
programa de monitoreo de tortugas marinas a cargo de Grupo Jaragua y el
Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, el cual se mantiene hasta la
fecha.
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