Por Marcela Aguila Rubín
- swissinfo.ch
Suizos y mexicanos
residentes en Suiza se preparan para recibir a sus muertos con sendas ofrendas
en la Casa de las Religiones de Berna y en el Museo de Etnografía de Neuchâtel,
entre otros puntos de la geografía helvética.
Tradición obliga: Los
días 1 y 2 de Noviembre los que están y los que estuvieron se reúnen en una
festividad proclamada en 2003 Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de
la Humanidad externo por la UNESCO. Una celebración que la comunidad de México
y su embajada han dado a conocer y mantienen en Suiza, como puede apreciarse en
esta galería de fotos.
“Al principio -recuerda Margarita Delalay,
responsable de eventos culturales de la Asociación de mexicanos y amigos de
México (Amex) en Vaud y Neuchâtel- era como un ‘shock’ para los suizos: ‘¿cómo
una fiesta de muertos?’, nos decían. Luego advirtieron que se trataba de una
visión diferente de la muerte. Una fiesta en la que los muertos ‘nos visitan,
están con nosotros’”.
En efecto, el Día de
Muertos, con su dejo de nostalgia, es ante todo un momento de alegría, de
reencuentro, de agradecimiento: los vivos “reciben” a sus difuntos con música,
flores, incienso, con los platillos y bebidas que preferían. Les retribuyen así
el que con sus cuerpos nutran la tierra que les da sustento.
Y es que esta expresión
sincrética, fruto de la tradición prehispánica y los aportes de la
evangelización cristiana, marca el fin del ciclo agrícola. Es el momento de la
cosecha del maíz, de la abundancia y la reciprocidad.
“Intentamos transmitir que nuestra celebración
no tiene nada qué ver, por ejemplo, con todo ese aspecto comercial del
Halloween”, subraya Tere Naescher, presidenta de la Amex Vaud-Neuchâtel.
Evoca aquella ocasión en
que una señora acudió con sus niños a la fiesta y todos se pusieron a pintar
calaveritas. “Me contó que una amiga suya había perdido recientemente a su bebé
y que quería llevarle un dibujo. ‘Este es un sentimiento diferente y creo que
puede ayudarle mucho’, me dijo”.
Este año también habrá pintura y mucho más…
Entre otros, el Museo de
Etnografía de Neuchâtel impartirá (31.10) el taller infantil ‘La muerte y los
esqueletos, algo que se festeja’. El 1º de Noviembre una procesión funeraria
(acompañada por una banda musical) partirá de la Plaza Pury al mismo museo, que
presentará una muestra fotográfica sobre altares mexicanos y donde se montará
un altar en homenaje a la artesana Manuela Lino Bello, promotora de la
tradición textil de Hueyapan (Puebla).
En la Casa de las
Religiones, en la capital helvética, las autoridades de esa institución, la
Embajada de México y la Amex Berna, montarán igualmente un altar el 2 de
Noviembre: velas, incienso, papel picado, calaveritas, pan de muerto… todo lo
que se requiere para recibir a los muertos en una fiesta que es todo, menos
macabra.
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