Por Miguel Rone
Cuando pasó revista a lo vivido en mis años y saco balance de la
posición en que me encuentro debo ver en conclusión, que soy un ser afortunado.
Cuando era pequeño tuve algo muy importante: “Mi Madre”, se preocupó
porque comiera, me bañara, y durmiera las horas que pudiera. Me enseñó a
latigazos que había que obedecer, fue la mejor manera de acabar sus zapatos,
pero como siempre toda dicha es efímera… Murió yo pequeño.
Papá Francisco, mi abuelo materno, este también aporto a mi formación
pero tenía la virtud de ponernos a trabajar o aprender un oficio… cosa esta que
pude hacer, pero yo era de lo que empezaba una empresa y yo mismo la terminaba,
si hubiera sido hoy, yo fuera un emprendedor.
Mi abuela se encargó de terminar con mi crianza, me enseño que además
de estudiar había que trabajar, aun no me gustara, tenía que hacer los mandados
e ir a la escuela, ayudarla a cargar la batea llena de ropas desde el rio hacia
la casa y viceversa. Mamá –como le decía a mi abuela- también tenía los juegos
pesados cuando corregía, esta no usaba los zapatos, no, usaba una vara de
gandul, sin hojas que dejaba marcado su paso por la espalda. Mamá murió yo ya
casado y con hijos y recuerdo siempre que la visitaba, me recordaba no
maltratar las niñas, que no me olvidara de ella, que recordara que el amor nada
mas llegaba hasta el culo.
Todo pasa, como dice Macho Cedeño: “Hasta la Ciruela Pasa”. Mamá murió
sin yo estar presente, me dolió y siempre recordé sus consejos, nunca la
olvidare…
A través de los años son muchas las empresas en la que he participado;
políticas, sociales, religiosas y familiares. Nunca quede firme en una sola, de
ahí que he participado en diferentes partidos, clubes, e iglesias, sin
fanatizarme en ninguna.
A mis años se puede decir que he fracasado muchas veces, sin poder
decir que soy un fracasado, no, por el contrario he probado las mieles de cada
empresa en que he participado sin corromperme en ninguna. El legado que dejo a
mis hijos solo es el ejemplo digno de trabajar, luchar por lo que se quiere y
se cree, a ser feliz en todo lo que haga.
Hoy la vida me cobra el nunca haberme enfermado, doblándome a esta edad
con pasarme la factura y ponerme todas las enfermedades habidas y por haber que
me tienen casi postrado a esperar el último minuto. Vamos a esperarlo, pero
como siempre con Valor y Decisión…
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