Redacción El Caribe
Simplemente destacar que los dominicanos debemos aferrarnos con firmeza
a las conquistas democráticas que tanto sudor y lágrimas nos han costado, tras
haber salido de la oscura noche de la tiranía.
No debe haber lugar para el retroceso, como sería pasar por alto que la
Policía justifique una represión violenta porque “no contaban con permisos de
Interior y Policía”, como si el ciudadano precisara, para manifestarse, de la
benevolencia de una autoridad, propia de regímenes no democráticos.
En tiempos superados esa era una excusa, pero hoy no hay espacio para
ello. Si se requiere de una comunicación a Interior y Policía para notificar una
actividad con fines lícitos y pacíficos, de conformidad con la ley, no es para
que otorgue o deniegue autorización, sino para una mayor coordinación que hasta
contemplaría la protección de parte de la autoridad.
Nuestra Constitución es taxativa en que (artículo 48, Libertad de
Reunión): “Toda persona tiene el derecho de reunirse, sin permiso previo”;
obvio que con atención al orden establecido, y el 49 (Libertad de expresión e
información): “Toda persona tiene derecho a expresar libremente sus pensamientos,
ideas y opiniones, por cualquier medio, sin que pueda establecerse censura
previa”.
No está de más recordarlo, debido a que de por medio hay derechos
públicos y libertades democráticas que no están sujetos a la magnanimidad de
nadie, y a cuya defensa y preservación contribuiría una opinión pública
vigilante y participativa.
Aunque por las pasiones desatadas se vaya a contracorriente, lo peor
sería no decir lo que se cree y se piensa para la vigencia plena de las
libertades públicas y por el fortalecimiento institucional. El miedo a hablar y
a manifestarse está escrito en las páginas más negativas de la historia de la
humanidad.
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