Por: Margarita Vicens de Morales - HOY
(Resumen)
En septiembre se conmemora el 68 aniversario
de la desaparición física de María Montez, la Reina del Technicolor del
Hollywood de los años 40.
Sin lugar a dudas, la más trascendental
herencia que dejó María Montez tras su muerte, fue la gran hazaña de haber
conquistado el estrellato en Hollywood a la edad de veintiocho años, pese a que
–como decía el fallecido crítico de cine Arturo Rodríguez– “no venía de un
pequeño pueblo norteamericano como Ava (Gardner), ni tenía la experiencia
previa del Music Hall o de Broadway”.
Ella simplemente venía de una provincia de la
República Dominicana, Barahona, donde pasó los primeros veinte años de su vida,
un tanto distante del glamour y otros elementos propios del ambiente de la
“meca del cine”.
Ocho años después llegó a Hollywood, donde
compitió hábilmente por el estrellato y lo consiguió, a pesar de la magnitud de
los obstáculos que la separaban de su firme propósito de triunfar como actriz
cinematográfica.
Su filmografía consta de veintiséis
películas, gracias a las cuales el nombre de nuestro país figura en casi todas
las enciclopedias e historias del séptimo arte que existen en la actualidad. Su
inesperada muerte, en una situación que todavía hoy en día no se ha esclarecido
en su real magnitud, ocurrió cuando María Montez se encontraba en pleno apogeo
de su carrera cinematográfica, por lo cual su trágico fallecimiento generó gran
conmoción a nivel mundial, convirtiéndola en uno de los mitos del legendario
Hollywood.
Su último día. Residiendo entonces en
Francia, la mañana del 7 de septiembre de 1951, Madame Aumont, como le decían
los franceses, se había puesto de acuerdo con sus hermanas (Ada, Luz y Teresita)
para ir a París, ya que la mansión familiar donde vivía con su esposo, el
también actor Jean Pierre Aumont, se encontraba en Suresnes, en las afueras de
la ciudad.
Sin embargo, al ver que su famosa hermana no
estaba lista para salir, como habían acordado, tuvieron que abrir la puerta del
baño y la encontraron sumergida en la bañera. Solo su frente estaba afuera del
agua que llenaba la tina.
De inmediato las hermanas Gracia llevaron a
María África, nombre original de la artista, a su dormitorio y avisaron al
médico y a los bomberos, especialistas en aplicar respiración artificial,
quienes se esforzaron durante tres horas y media por obtener alguna respuesta
de la artista.
Su deceso ocurrió en el curso de un baño
caliente (45º C), ritual que María acostumbraba a realizar para preservar su
figura desde que se iniciara como actriz de cine en Hollywood a comienzos de
los años 40.
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