Por Luis José Chávez
No es un chiste ni nada parecido, se trata de un hecho serio y trascendente. La comunidad de Villa Panty, en el distrito municipal de La Caleta, provincia de La Romana, es un ejemplo de que los dominicanos si podemos.
Todo comenzó cuando en el país se registró la gran crisis del sector Zonas Francas, entre el 2004 y el 2009, que provocó la pérdida de más de 80 mil empleos y la quiebra de numerosos pequeños negocios que operaban en los entornos de las empresas afectadas. Entre las provincias más duramente castigadas estuvieron Santiago, Puerto Plata, La Vega, Espaillat, Peravia, Monseñor Noel, San Pedro de Macorís y La Romana.
La situación obligó al Gobierno a especializar un financiamiento de más de mil 200 millones de pesos para evitar que las empresas cerraran totalmente y lanzaran a las calles otros tantos miles de trabajadores que laboraban en los parques industriales.
De la crisis a la oportunidad
Sin embargo, en La Romana se dio un fenómeno diferente al resto del país. Cientos de operarios que habían aprendido a trabajar en los talleres de las zonas francas, convirtieron la crisis en una oportunidad.
En lugar de sentarse a lamentar la pérdida de sus empleos, los operarios cesantes, principalmente mujeres, decidieron aplicar los conocimientos aprendidos para instalar sus propios talleres y comenzar a elaborar las mismas piezas que producían para las firmas extranjeras. En poco tiempo estaban elaborando ropas interiores con la misma calidad de las marcas internacionales.
Pero no solamente producían en los talleres, también crearon decenas de tiendas que vendían las prendas a precios sumamente atractivos, por lo que la comunidad de Villa Panty se convirtió en una de las principales mecas comerciales del país, donde confluyen compradores de Higuey, San Pedro de Macorís, Santo Domingo, Santiago, Nagua, Puerto Plata y de varias provincias del Sur.
Allí se fabrican panties, brasieres, babydoll, batas, pantaloncillos, pijamas, ropas deportivas y otras piezas y se asegura que las prendas tienen la misma calidad que las fabricadas para exportación, aunque la diferencia de precios hace que estas mercancías resulten sumamente apetecibles para los compradores que llegan en masas a la zona.
Se ha informado que la mayoría de las grandes cadenas de tiendas de tejidos y supermercados de la Capital y Santiago adquieren mercancías de los "talleres" de La Romana, y por su calidad no se distinguen de la misma mercancía importada desde el exterior.
Una gran plaza turística y comercial
Los productores de Villa Panty ahora aspiran a colocar sus mercancías en el extranjero, mientras están consolidando no solo su propio parque industrial, donde se ganan la vida miles de personas de manera directa o indirecta, sino que también están creando, posiblemente sin saberlo, un importante plaza turística y comercial que podría generar un positivo cambio de vida en La Romana.
A mi particularmente me parece que Villa Panty podría convertirse en una plaza comercial tipo “Outlets” muy parecida a la que opera en Barceloneta, Puerto Rico, donde miles de personas acuden semanalmente a comprar artículos de vestir de gran calidad y a muy bajos precios.
Claro, para esto hace falta que las autoridades asuman el tema como un proyecto de interés social y económico, creando los incentivos y promoviendo las inversiones necesarias para la instalación de restaurantes, oficinas bancarias, cajeros automáticos, facilidades de estacionamiento y espacios públicos para la gente.
El Distrito Municipal de la Caleta, donde está Villa Panty, tiene la ventaja de que cuenta con una zona de playa de calidad y bastante ordenada, con pequeños y modestos restaurantes y bares que le agregan un atractivo especial a la zona.
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