(Mis Vivencias)
Antonio - Macho - Cedeño
Recientemente celebró sus cien años de feliz existencia el Rector del periodismo dominicano, don Francisco Comarazamy.
Para muchos científicos la longevidad tiene que ver con la herencia. Dicen algunos fundados en el principio: “hijo de longevo, longevo es”.
Puede que ese principio tenga mucho de verdad fundamentada en la genética, que está presente en todos los seres humanos. Sin embargo yo creo en el aforismo mágico religioso, que dice:”hacer el bien prolonga la vida”.
Para los que nacimos bajo el signo de la Era de Trujillo, considerada una generación castrada; encontrar una persona como don Frank, que ocupó altos cargos en los periódicos La Nación –del que su hermano Eduardo fue su director- y el suscrito su adicto lector, de esa época, y fue galardonado como el mejor corresponsal de dicho diario en el país.
Listín Diario, del cual fue Director y fui su adicto lector, de esa época, en que la maldad tenia patente de corso, en que los asesinatos y el caliesaje perneaban los corazones de toda la sociedad, como sucedió con el cronista deportivo Johnny Abbes García, que pasó a dirigir, el organismo represivo mas grande del mundo solo comparable con la GESTAPO de Hitler.
Donde asesinaron a Minerva, Patria y María Teresa Mirabal, a Teódulo Guerrero –Totólo- al periodista Teofilo Guerrero del Rosario, al ex director de La Nación Ramón Marrero Aristy; Francisco Rijo- Cuto -y como dice Rubén Darío en Los motivos del lobo “y son incontables sus muertes y daños...
Conocí personalmente a don Frank, en la casa de nuestro dilecto amigo y ex senador, Josecito Hazín Frappier, donde tuve la oportunidad de compartir junto a el; con el Cardenal Octavio Antonio Beras; Monseñor Juan Félix Pepén Solimán, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Santo Domingo, Monseñor Hugo Eduardo Polanco Brito, Arzobispo Obispo de Higüey, del cual era invitado.
Durante la celebración del Centenario de la bella y hospitalaria “Macorís del Mar” o de los bellos atardeceres, la ciudad de los Guloyas, San Pedro de Macorís. Para los que hemos tenido la dicha de beber en la fuente de don Frank, que es como la fuente de Siloe, donde el Rey David, sumergió al príncipe Salomón, de la cual emergió henchido de sabiduría.
Beber en la fuente literaria –periodística comarazamysta, es sentir tocar el clavicordio de la abuela modernizado, cuyas notas silábicas impregnan las células neuronales del lector.
Deseo llevar a don Frank, mi agradecimiento por su comentario favorable, hecho a mi libro Amores Célebres, Fiordaliza y Balaguer, Odas higüeyanas, Yumeras, e Indígenas, y otros poemas.
SALUD GRAN SAMARITANO DE LAS LETRAS CASTELLANAS, QUE CUMPLA MUCHOS AÑOS.
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