RAFAEL
PERALTA ROMERO
Parece
que el veterano periodista Luis Encarnación Pimentel, columnista del Listín
Diario, ha querido responder el
contenido de esta columna del pasado viernes, titulado ¿Más Roberto? En ese
artículo expresábamos nuestra extrañeza de que el alcalde de Santo Domingo, con
catorce años consecutivos y una gestión deficiente, quiera seguir en el puesto.
El
martes 14, el apreciado amigo Encarnación
dio a conocer un artículo titulado “Más Roberto”, sin interrogación, y daba por seguro que el alcalde se ha reinventado para seguir al frente del gobierno municipal.
Coincide con esta columna en que a Roberto Salcedo lo ha animado el acuerdo entre dirigentes del PLD para repostular funcionarios.
Me ha
gustado que el ducho comunicador apuntara lo siguiente: “No sabemos si muchos
aprueban que en algunos de los cartelones se le promueva como que “Roberto es
cambio” (quizá sea solo para evitar que la competencia se alce con el término)…”.
Es pura aberración promover como cambio a quien representa la continuidad.
También
estoy de acuerdo con el apreciado colega cuando asegura que “no hay dudas que
sus estrategas aciertan cuando en otros mensajes al tres veces alcalde del
partido morado lo definen como que “es experiencia…” Roberto es
experiencia, proclama uno de sus lemas.
Desde luego, quienes vivimos en Santo Domingo hemos vivido –o sufrido- esa
experiencia.
Sólo
la situación que se confronta con los cementerios es suficiente para que un
alcalde se sienta avergonzado. El vandalismo, el pillaje y la inseguridad que prevalecen en los campos santos debe ser cosa exclusiva de aquí. Los mercados se desenvuelven entre la suciedad y el
desorden, pero las prioridades del gobierno municipal son otras.
Las
aceras, en la capital dominicana, fungen
de cualquiera cosa, menos de vías para
el paso de los transeúntes: unas son talleres de mecánica, otras son tiendas de neumáticos o de muebles,
otras sirven de espacios para el consumo
de ron y cervezas. Nada preocupa esto a las autoridades, pues lo menos
importante es la gente.
¿Por
qué nuestra ciudad se hace intransitable cuando llueve? Porque el sistema de drenaje
no funciona. Catorce años de gestión no le han permitido al alcalde solucionar
ese viejo problema. Un munícipe inteligente ha descrito a Santo Domingo como ciudad “arrabalizada,
sucia, oscura, ruidosa; sin garantía de seguridad y paz ni siquiera para sus
difuntos”.
De
manera que Roberto Salcedo es
experiencia, como dice su propaganda, pero una muy mala experiencia. Experiencia que
no merecemos seguir padeciendo. Bien pudiera
el alcalde, como es humorista y
gran jugador de golf, parafrasear a
Silvio Rodríguez en Te doy una canción: “Si miro un poco afuera me detengo / la ciudad
se derrumba/ y yo golfeando”.
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