Ese día dijo: "Quiero algo diferente a lo que venimos haciendo." Eran las palabras de Cirilo Durán, profesor de 5° de la escuela primaria José María Imbert, aquel viernes de 1969.
Se refería a la clase de Actividades Artísticas; Brunilda, hermana de Ramón Antonio Garcia (Héctor), cantó como nunca una canción que decía: "Y la pobre chiquitina quisiera ser tan alta como la Luna." Mayra Santos, declamó un poema de Amado Nervo, la clase aplaudía con entusiasmo.
Cuando llegó mi turno, los nervios me traicionaron y dije: "Profesor , voy a bailar". Todos rieron la ocurrencia. "Y qué vas a bailar", preguntó el profesor Durán. "Bailare el carabinet en la punta del pié."
El ruido fue tan grande que de todos los cursos contiguos vinieron a ver lo que pasaba en la clase del profesor Cirilo Durán, y mayor aún, cuando Fellito Taveras sacó una pequeña guitarra sin cuerdas y Tomás Mercado, se unió al baile. De ahí en adelante, todos esperaban el viernes para ver a Tomás y al Chiquitín (así me decían en la clase) bailar como pinguinos en el trópico.
La Biblia dice: "Alaben su nombre con danza; con pandero y arpa a Él canten." Salmo 149:3
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