Los viej@s salieron alarmados de sus hogares aquel pacífico jueves de la semana santa de 1986 ante la algarabía del vecindario.
Inocencio Hernández, marcaba con dificultad el camino debido al peso de la cruz, que por preparación a una obra de teatro que presentaríamos al otro día en la iglesia Metodista de Navarrete, habíamos elaborado días antes en el taller de Antoli Cabrera, con la ayuda de su hijo Pablo.
"¡Esto es un sacrilegio!", gritó Ana Delia, apoyada por un coro de resadoras y devot@s; acto seguido procedieron a decomisar la enorme cruz, para más tarde devolvérnosla a insistencia de Botavara Martínez, que con cierta irritación gritó: "Devuelvan esa cruz a esos muchachos, alcahuetas."
Jesús proclamó: "Y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí." Mateo 10:38
Inocencio Hernández, marcaba con dificultad el camino debido al peso de la cruz, que por preparación a una obra de teatro que presentaríamos al otro día en la iglesia Metodista de Navarrete, habíamos elaborado días antes en el taller de Antoli Cabrera, con la ayuda de su hijo Pablo.
"¡Esto es un sacrilegio!", gritó Ana Delia, apoyada por un coro de resadoras y devot@s; acto seguido procedieron a decomisar la enorme cruz, para más tarde devolvérnosla a insistencia de Botavara Martínez, que con cierta irritación gritó: "Devuelvan esa cruz a esos muchachos, alcahuetas."
Jesús proclamó: "Y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí." Mateo 10:38
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