30 de agosto de 2014

Un día más de Santa Rosa de Lima Sin penas ni glorias

Ing. Julia Angélica Maríñez

Ing. Julia Angélica Maríñez
Hoy celebramos en la ciudad de La Romana, República Dominicana, el Día de nuestra patrona Santa Rosa de Lima.

En tiempo atrás, siempre estábamos de vacaciones en las escuelas para esa fecha, mientras que ahora se imparten clases desde hacen dos semanas.

Los niños nos levantábamos sumamente alegres pues desde días anteriores el olor a ropa nueva rondaba la casa y los pedazos de algodón dentro de los zapatos eran de rigor, ya que siempre nos los compraban más grande de lo normal para extender la vida útil de los mismos, mientras que en las calles vociferaban "ahí vienen los Diablos, ahí vienen los Diablos", haciendo alusión a los pintorescos Diablos Cojuelos que adornaban nuestras calles y enriquecían con vívidos colores nuestro Parque Central Juan Pablo Duarte; y ya en el mismo, entre bimbazos y una acalorada algarabía, disfrutábamos de un rico algodón de azúcar.

De cuando en vez nos disfrazábamos y nos sentíamos como los magistrales protagonistas de una tira cómica, viendo a los músicos en la glorieta y soñando con ser grandes concertistas, para más tarde en la noche ir a la última novena en la Iglesia Santa Rosa, al salir llevarnos a los "caballitos" mientras nuestros padres estaban sentados en unos sillones detrás nuestros y al mirar hacia atrás nos sentíamos plenamente seguros con su sonrisa

Si ya estábamos bastantes grandecitos, pasábamos entonces a ver el show que montaban en la tarima del Club Recreativo, frente al Parque Central y ver los golpes de cintura de La Mulatona, gozar con los chistes de los mejores humoristas del país y cerrar la noche a golpes de tamboras con Los Paymasí con sabor!...

Oh, qué tiempos aquéllos que nunca volverán, pues ya las fiestas perdieron su domicilio y aunque le escriban cartas nunca les llegarán, no hay concursos literarios en el Ayuntamiento para premiarlos en este día (recuerdo que un año gané en el género de Ensayo), ya no hay verbenas, no hay silencios en búsqueda de emular la cultura, pero si hay un carnaval de vaqueros del oeste que dejan su estela sangrienta cuando se reúnen.

Se acabaron las telas de arroz con coco, el palo encebado, las corridas de sacos y se perdieron las migajas de pan en el aire que conducían a las maravillosas Fiestas Patronales.


Hoy La procesión de la Virgen de Santa Rosa de esta tarde brilla por su escasa asistencia y La Romana hoy brilla por la falta del esplendor que tuvo en tiempos de otrora y que por mala suerte o por la falta de visión de nuestros dirigentes para crear una mejor cultura, hoy pasa inadvertido este día, como cualquier día, como si ya no fuésemos el Oriente por donde nace el sol y como si ya no fuésemos la ciudad más bella del Este, La Romana, Flor del Este.

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