Ing. Julia Angélica Maríñez
Ing. Julia Angélica Maríñez |
Hoy celebramos en la ciudad de La
Romana, República Dominicana, el Día de nuestra patrona Santa Rosa de Lima.
En tiempo atrás, siempre
estábamos de vacaciones en las escuelas para esa fecha, mientras que ahora se
imparten clases desde hacen dos semanas.
Los niños nos levantábamos
sumamente alegres pues desde días anteriores el olor a ropa nueva rondaba la
casa y los pedazos de algodón dentro de los zapatos eran de rigor, ya que
siempre nos los compraban más grande de lo normal para extender la vida útil de
los mismos, mientras que en las calles vociferaban "ahí vienen los
Diablos, ahí vienen los Diablos", haciendo alusión a los pintorescos
Diablos Cojuelos que adornaban nuestras calles y enriquecían con vívidos
colores nuestro Parque Central Juan Pablo Duarte; y ya en el mismo, entre
bimbazos y una acalorada algarabía, disfrutábamos de un rico algodón de azúcar.
De cuando en vez nos
disfrazábamos y nos sentíamos como los magistrales protagonistas de una tira
cómica, viendo a los músicos en la glorieta y soñando con ser grandes
concertistas, para más tarde en la noche ir a la última novena en la Iglesia
Santa Rosa, al salir llevarnos a los "caballitos" mientras nuestros
padres estaban sentados en unos sillones detrás nuestros y al mirar hacia atrás
nos sentíamos plenamente seguros con su sonrisa
Si ya estábamos bastantes
grandecitos, pasábamos entonces a ver el show que montaban en la tarima del
Club Recreativo, frente al Parque Central y ver los golpes de cintura de La
Mulatona, gozar con los chistes de los mejores humoristas del país y cerrar la
noche a golpes de tamboras con Los Paymasí con sabor!...
Oh, qué tiempos aquéllos que
nunca volverán, pues ya las fiestas perdieron su domicilio y aunque le escriban
cartas nunca les llegarán, no hay concursos literarios en el Ayuntamiento para
premiarlos en este día (recuerdo que un año gané en el género de Ensayo), ya no
hay verbenas, no hay silencios en búsqueda de emular la cultura, pero si hay un
carnaval de vaqueros del oeste que dejan su estela sangrienta cuando se reúnen.
Se acabaron las telas de arroz
con coco, el palo encebado, las corridas de sacos y se perdieron las migajas de
pan en el aire que conducían a las maravillosas Fiestas Patronales.
Hoy La procesión de la Virgen de
Santa Rosa de esta tarde brilla por su escasa asistencia y La Romana hoy brilla
por la falta del esplendor que tuvo en tiempos de otrora y que por mala suerte
o por la falta de visión de nuestros dirigentes para crear una mejor cultura,
hoy pasa inadvertido este día, como cualquier día, como si ya no fuésemos el
Oriente por donde nace el sol y como si ya no fuésemos la ciudad más bella del
Este, La Romana, Flor del Este.
No hay comentarios:
Publicar un comentario