Las primeras palabras que les vinieron a Félix Cabrera, esa tarde soleada del sábado de 1969 cuando vio a Evarist Tavo (Tavito), caminar con cierta dificultad y con los pies abiertos para no pisar las amplias alas del ruedo de su pantalón, fueron: 'Tavito, yo creo que el sastre te dañó el pantalón pues le puso toda la tela en los pies'.
Tavito, cuya estatura era tan pronunciada, que los otros muchachos del barrio le decían 'Maríapalito', estrenaba sus pantalones sumamente apretados arriba, y grandes campanas abajo que más bien parecían mantarrayas moviéndose ritmicamente, respondió: 'Tenía que ser Félix Cabrera, el boca de burro. Lleve sus propios cartones, que yo cargo con los míos'.
La Biblia dice: "Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios." 1Pedro 3:3-4
Tavito, cuya estatura era tan pronunciada, que los otros muchachos del barrio le decían 'Maríapalito', estrenaba sus pantalones sumamente apretados arriba, y grandes campanas abajo que más bien parecían mantarrayas moviéndose ritmicamente, respondió: 'Tenía que ser Félix Cabrera, el boca de burro. Lleve sus propios cartones, que yo cargo con los míos'.
La Biblia dice: "Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios." 1Pedro 3:3-4
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