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6 de agosto de 2014

Vivencias de Leonel Cabrera

Llegó un día antes de la vela de 9 días de doña Mercedes Luna, abuela de mi novia Arelis, esa mañana de 1980.

Barrió el extenso patio de la casa en la común de Cañada Bonita, recogió y picó la leña que se usaría para cocer los alimentos que se serviría a los cientos de personas que se darían cita allí.

Preparó varios fogones de piedras y lavó todas las enormes pailas que se usaron antes y después.

Con paciencia de escarabajo pelotero, recogió los sobrantes de cada plato y el concón de cada paila, y lo arrojaba en un enorme recipiente cuadrado de metal.

Cuando alguien, socarronamente le preguntó, ¿Para quién es tanta comida?

Lucio respondió mirando al cielo: 'Para los pobres'; aunque los que lo conocían apostaban, que era su costumbre llevársela a casa y pasar varios días comiéndosela por ración.


La Biblia dice: "Bienaventurado el que piensa en el pobre; en el día malo lo librará Jehová." Salmo 41:1

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