El Mundo de los Negocios
A pesar del complejo
panorama económico global, al inicio de este año hay síntomas de reactivación
en algunos sectores económicos y en determinados países como China, donde la
flexibilización de las regulaciones sanitarias les ha permitido recibir más de
3 mil millones de viajeros durante la llegada del año nuevo chino; o Estados
Unidos donde se vio una reducción del 5% y 6% de la inflación y se mantuvieron
las tasas de interés. En otras palabras, existe un ambiente propicio para la
reactivación global, y así lo planteó Sergio Díaz-Granados, presidente
ejecutivo de CAF -banco de desarrollo de América Latina-, en el Foro Colombia
2023.
En ese sentido, en América
Latina y el Caribe la reactivación económica tiene importantes desafíos, ya que
el crecimiento económico en los últimos años ha sido bajo. El primero es
trabajar para reducir la pobreza y la desigualdad, ya que es una región
altamente desigual, donde las tasas de pobreza son cercanas al 32% y de pobreza
extrema se aproximan al 13%. Ese indicador también estimula la informalidad,
limita la eficiencia de la economía desde el desarrollo de la pequeña y la
mediana empresa y aumenta la inseguridad alimentaria, que afecta al 40% de la
población latinoamericana y caribeña, según el último Reporte de Economía y
Desarrollo (RED2022) de CAF, titulado Desigualdades heredadas: el rol de las
habilidades, el empleo y la riqueza en las oportunidades de las nuevas
generaciones.
Según Díaz-Granados “la
buena noticia es que América Latina y el Caribe tiene cómo responder a estos
desafíos y consiste en aumentar la productividad agrícola, implementar mejoras
en interacción energética de la región y hacer inversiones mediante alianzas
público-privadas para responder de manera positiva a esas grandes discusiones a
nivel mundial”.
América Latina y el Caribe
debería invertir a 2030 entre el 7% y el 19% de su PIB anual en infraestructura
y gasto social. Esto es posible ampliando el presupuesto, aumentando la deuda o
elevando los impuestos. En este punto, Díaz-Granados también agregó que “es
determinante acelerar la integración comercial de América Latina y el Caribe a
2030. Este proceso permitirá trabajar en la reducción de la pobreza y la
desigualdad, y movilizar recursos para el financiamiento de programas y
proyectos ambientales y climáticos”.
Por último, una vez se
avance en la integración económica en la región se debe establecer un trabajo
armónico y ordenado entre el sector público y privado para definir políticas
nacionales y regionales que ayuden a esa integración física, política y económica
del continente. “América Latina y el Caribe requiere enfocarse en la
desigualdad, porque no podemos pedir acciones contra el cambio climático cuando
hay tanta pobreza”, concluyó Díaz-Granados.
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