Por Iván Pérez Sarmenti
Ellos forman parte de las parejas rusas que deciden
vivir y dar a luz en Argentina, un fenómeno que viene creciendo desde comienzos
de 2022. Y tienen muchas razones para elegir Argentina como un lugar donde
tomar distancia de su país, donde la invasión a Ucrania y la guerra en marcha
desde febrero del año pasado han creado un estado de incertidumbre y
aislamiento internacional.
El país del Cono Sur es uno de los que no les
exigen visas a los viajeros rusos, y donde además de la calidad de la medicina,
también pueden residir legalmente con solo tener un hijo nacido allí, y dos
años más tarde convertirse en ciudadanos.
“Empezamos a percibir el aumento gradual desde
principios de 2022, muy gradual al principio con una proyección, un crecimiento
casi exponencial hacia fin de año”, sostiene el Dr. Guido Manrique, jefe de
Obstetricia del Sanatorio Finochietto, una de las clínicas privadas más
elegidas por las madres rusas para tener a sus hijos.
Aunque no hay estadísticas oficiales disponibles,
tan solo en el Finochietto los números son elocuentes: a principios de 2022,
tenían solo uno o dos partos por mes. Pero en diciembre, de un total de 180
partos, 50 correspondieron a madres rusas.
La mayoría de las mujeres rusas que vienen a dar a
luz no hablan español y muchas acuden a las visitas médicas y al parto con
traductores que se suman al equipo médico, apuntan desde el sanatorio.
“En algunos casos, cuando el paciente no trae una
traductora, a veces con el inglés se puede porque es el idioma más universal.
Muchas tienen un buen manejo, pero hay algunos pacientes que por ahí tienen un
manejo más limitado y en esos casos debemos recurrir a las aplicaciones de
celular, con lo cual se logra una comunicación aceptable, digamos”, explica el
Dr. Manrique.
La guerra de Putin ha provocado un éxodo de Rusia,
pero las opciones de escape se están reduciendo
¿Por qué eligen Argentina?
“Es porque es un país en el que no se requiere
visa. Es un país muy libre”, afirma Hanna Shaforostova, una refugiada ucraniana
de 28 años que llegó al país hace ocho y que, desde hace unos meses, ayuda a
las madres rusas que quieren establecerse en el país.
“Nunca pensé que viviría en Latinoamérica. Es
realmente, realmente lejos de Rusia”, sostiene Sviatoslav, que trabaja de forma
remota para una compañía francesa y está casado con Vera.
Vivían en Moscú, tienen dos hijos y estaban
construyendo su casa allí. Pero poco tiempo antes de la llegada del último,
Daniel, decidieron venir a Argentina para que nazca en este país
latinoamericano.
“Creo que es como otra vida. No sabía qué iba a
pasar en Rusia el próximo año o los próximos cinco años. Están pasando cosas
realmente terribles en Ucrania y otras en Rusia. Entonces, no estoy seguro si
será un buen país para vivir en los próximos diez años o algo así”, explica
mientras pasea junto a sus hijos por un parque del barrio de Palermo.
“Aquí la gente es mucho más abierta”, comenta, y
agrega: “Fue raro ver gente haciendo deportes o yoga en los parques. Nosotros
no tenemos eso en Moscú”
El Buda gigante que los inmigrantes de Laos
construyeron en Argentina
No hay comentarios:
Publicar un comentario