El continuismo peledeista ha hilvanado un plan avieso para robarse las elecciones del 2016.
Enrique Cabrera Vásquez (Mellizo)
San Pedro de Macorís.- Huelga denunciar la francachela de inmoralidad y corrupción que ha caracterizado el ejercicio gubernamental de los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) encabezados por Leonel Fernández y Danilo Medina, el primero, prohijando la depredación y el saqueo del patrimonio público más atroz de nuestra historia republicana, y el segundo, cómplice y socio de la primera gestión altamente corrupta, y quien desde el solio presidencial es garantía y protección imperturbable de la impunidad de todos los funcionarios ladrones y delincuentes de la administración PLD. Danilo y Leonel constituyen un dúo rufianesco, malévolo y perverso. La hipocresía y el cinismo ruin es su constante parasitaria.
La degeneración peledeista parte de la apostasía bochista de su alta dirigencia. Cobardemente han renegado sus raíces históricas fomentando la traición a convicciones y principios éticos otrora referencias acrisolada de conductas de bien y que simbolizaron una orgullosa militancia partidaria basada en valores de decencia, honestidad, honradez, dignidad y decoro. Hoy, lamentablemente, el PLD de Juan Bosch encarna abyectos propósitos conductuales nefastos. ¡Qué vergüenza!
Ese partido que al nacer en noviembre de 1973 se proclamó la más alta representación del ideario de Juan Pablo Duarte al tiempo que asumía el compromiso histórico de terminar su obra redentora, acompañando aquellos bellos pronunciamientos enarbolando la bandera de la Liberación Nacional; y concomitantemente llenaba el país de locales con los nombres de mártires de causas nobles y de justicia social como las hermanas Mirabal, Gregorio Luperón, coronel Francisco Alberto Caamaño, coronel Fernández Domínguez, Gregorio Urbano Gilbert, José Martí, Salvador Allende, Augusto César Sandino, Farabundo Martí, entre otros hombres y mujeres trascendentales, presentándolo como prototipo a imitar.
Al proyectar y promover estas figuras históricas el partido contribuía a elevar la moral combativa revolucionaria y el entusiasmo patriótico de su militancia. Toda esa parafernalia de representatividad altruista ha sido vilmente traicionada por el peledeísmo gobernante.
Hoy el partidomorado y de la estrella amarrilla encarna la perversidad, el escarnio, el robo, la delincuencia, el pillaje, la indecencia, la inequidad, el pisoteo y atropello a la institucionalidad, y la ignominia más espantosa de los últimos tiempos. ¡Qué pena!
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