Por Patrick Oppmann CNN
En una casa destartalada de las afueras de La Habana, Heidy Sánchez muestra fotos de una vida pasada.
En su iPhone
conserva imágenes de visitas a Sea World con su marido y su hija de 17 meses y
de la pareja disfrazada de Papá Noel para Navidad.
“No sé si era
el sueño americano”, dijo Sánchez. “Pero era mi sueño, mi familia”.
Ese sueño y
esa familia fueron arrebatados a finales de abril cuando Sánchez fue deportada
de Florida a su Cuba natal, a pesar de que tanto su hija como su esposo son
ciudadanos estadounidenses.
Sánchez cruzó
a Estados Unidos desde México en 2019 cuando la primera administración de Trump
exigió que los solicitantes de asilo esperaran al otro lado de la frontera para
las citas de inmigración como parte del programa “Permanecer en México”.
Autobuses
operados por el Grupo GEO salen del Aeropuerto Internacional del Condado de
King después de trasladar a los detenidos desde y hacia un avión fletado por
ICE el 15 de abril de 2025 en Seattle, Washington.
Pero Claudia
dijo que las amenazas de los cárteles, que suelen secuestrar y extorsionar a
cubanos, le impidieron acudir a su cita. Cuando finalmente cruzó la frontera,
les dijo a los agentes de inmigración que su vida corría peligro en México y le
permitieron quedarse. Tras nueve meses bajo custodia de inmigración, fue
liberada y pudo reunirse con su familia en Tampa.
Allí estudió
para ser asistente de enfermería, conoció a su esposo, un ciudadano
estadounidense naturalizado también de Cuba, y después de varios tratamientos
de fertilización in vitro (FIV), finalmente realizó su sueño de ser mamá.
Sánchez
sostiene que ella no encaja en el estereotipo de los peligrosos inmigrantes
indocumentados que la administración Trump dice estar eliminando de las calles
de Estados Unidos.
“Nunca tuve
ni siquiera una multa”, dijo.
Aun así, con
la audiencia de inmigración que se perdió en 2019 y la cambiante suerte
política de los inmigrantes cubanos que anteriormente tenían la residencia en
Estados Unidos prácticamente garantizada, el tiempo de Sánchez en ese país se
estaba agotando.
En abril, el
Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) se comunicó con Sánchez para
informarle que una cita que tenía con los agentes se iba programar para el día
siguiente. Aun así, sus abogados le dijeron que probablemente se trataba de una
cita de rutina. En cambio, cuando se presentó con su hija Kailyn y un abogado,
los agentes de ICE le informaron que quedaba detenida y que entregara a su hija
a sus familiares.
“Llama al
padre para que venga a buscarla, tú te quedas aquí”, dijo Sánchez que le
informaron los agentes.
En un
comunicado, el Departamento de Seguridad Nacional negó las versiones de Sánchez
y su abogado de que no le dieron la opción de llevarse a su hija con ella.
“Nos tomamos
muy en serio nuestra responsabilidad de proteger a los niños y seguiremos
trabajando con las fuerzas del orden federales para garantizar que estén
seguros y protegidos”, dijo la subsecretaria del DHS, Tricia McLaughlin.
“La administración Trump está dando a los padres que están en este país ilegalmente la oportunidad de autodeportarse y tomar el control de su proceso de salida con la capacidad potencial de regresar de la manera legal y correcta y volver a vivir el sueño americano”, continuó el comunicado.
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