Salió al patio de su casa cuando apenas se vislumbraba el resplandor del sol tras la montaña en la distancia. Vestía impecable, parecía como si la esposa lo planchara junto con su ropa y así lograba ese porte de efigie.
Levantó su rostro 135° sobre la horizontal y colocando su mano izquierda paralela a su rostro, como la estatua de Fray Anton de Montesinos frente al malecón de Santo Doningo, Fermín Ramos ejercitando la onomatopeya, gritó: "Biri biri, biri biri". Al momento decenas de gallinas de todos los colores y tamaños acudieron al llamado; en su mano derecha portaba un recipiente lleno de maíz fresco y con su izquierda lo lanzaba sobre las alborotadas invitadas.
Jesús dijo: "Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano." Juan 10:27,28
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