Por Marinelsa Peralta López
Fuerte Diario Libre
Imágenes de Archivo histórico de Santiago e
Imágenes de nuestra historia.
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Hoy se cumple 49 años.
19 de Diciembre de 1965, Santiago de los Caballeros.
Es el primero de una serie de artículos escritos por un testigo esencial de los acontecimientos ocurridos el 19 de diciembre de 1965 en Santiago de los Caballeros, República Dominicana, y que forman parte de la historia reciente de nuestro país. Por Mayor general (Retirado) Héctor Lachapelle Díaz, E. N. (DEM)
Es el primero de una serie de artículos escritos por un testigo esencial de los acontecimientos ocurridos el 19 de diciembre de 1965 en Santiago de los Caballeros, República Dominicana, y que forman parte de la historia reciente de nuestro país. Por Mayor general (Retirado) Héctor Lachapelle Díaz, E. N. (DEM)
ANTECEDENTES. ¿Por qué fuimos a la ciudad de Santiago el 19 de diciembre de 1965 el coronel Francisco Caamaño Deñó, el coronel Manuel R. Montes Arache, Héctor Aristy, parte del estado mayor de lo que fue el Ejército Constitucionalista, oficiales superiores, subalternos, clases y rasos, así como excombatientes y otras personas? Lo motivó que fuimos allí para rendir honores a los restos del coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez, que reposaban en aquel entonces en el cementerio de la Avenida 30 de Marzo de aquella ciudad de Santiago en el panteón de su familia. Para la fecha Héctor García Godoy era Presidente Provisional de la República y las tropas norteamericanas, maquilladas como Fuerza Interamericana de Paz (FIP), aún permanecían en el país.
Se decidió hacer este viaje a Santiago siete meses después de la muerte heroica del coronel Fernández Domínguez, Juan Miguel Román, IIlio Capocci y otros valiosos compañeros que cayeron abatidos a balazos y no pudimos rendir los honores de estilo al coronel Fernández. Su viuda doña Arlette Fernández, acompañada de familiares y unos pocos tuvieron la valentía de conducirlos de Santo Domingo a Santiago y enterrarlos allí.
Para ubicarnos en el tiempo es importante recordar, que para los sucesos del Hotel Matun, ya había terminado hacía casi 4 meses antes la contienda bélica. Los militares constitucionalistas habíamos salido de Ciudad Nueva y nos encontrábamos concentrados en Sans Souci, en el antiguo campamento 27 de Febrero del Ejército Nacional, componiendo la Brigada Mixta de las Fuerzas Armadas "General Gregorio Luperón".
Meses antes de la batalla que tratamos, ocurrieron acontecimientos que mantenían en inquietud y zozobra a la población. Aún así, empezamos con los preparativos para Caamaño, Montes Arache, militares constitucionalistas, excombatientes civiles y familiares del coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez nos dirigiéramos a Santiago.
Acordada la fecha del acto póstumo para el 19 de diciembre de 1965, en Santiago se constituyó un Comité Organizador compuesto de hombres y damas notables de esa ciudad, que se encargarían de coordinar todo lo relativo a los actos a llevarse a cabo en aquella ciudad.
Para proceder a la movilización de Santo Domingo a Santiago, se emitieron dos memorándum: uno firmado por el coronel Caamaño en su condición de comandante de la Brigada Mixta de las Fuerzas Armadas "General Gregorio Luperón", y otro por el coronel Juan M. Lora Fernández, como Oficial Ejecutivo de esta brigada que estaba compuesta por los militares constitucionalistas.
En resumen, ambos memorandos especificaban que el punto de reunión sería a las 4:00 a.m. en la Avenida George Washington esquina calle Félix Mariano Lluberes (en esta calle residía el coronel Caamaño). Hora de partida en caravana de automóviles a las 0430 horas. Se indicaba los oficiales que ocuparían cada vehículo. El carro que yo abordé iba manejado por su dueño mi cuñado Bolívar Bello Veloz y lo ocupaban además mi padre don Luis Enrique Lachapelle Urbáez y mi escolta el Hombre Rana Agustín María Taveras Rodríguez. En los memorándum se especificaba todo lo concerniente a una Orden de Ruta.
Salimos de Santo Domingo el domingo 19 de diciembre de 1965 a las 4:30 a.m., llegando a Santiago a las 06:45 a.m., siendo recibidos por los doctores Salvador Jorge Blanco y Segundo Armando González Tamayo y otros, entrando de inmediato a la Iglesia Nuestra Señora de La Altagracia, ubicada frente al Parque Colón, en cercanía al Restaurante Pez Dorado, se llenó por completo con los que llegamos de Santo Domingo y con los simpatizantes residentes en Santiago y alrededores.
Se rumoró para aquel entonces, que mientras los constitucionalistas oíamos la misa, los jefes militares que ordenaron el ataque posterior al hotel Matum, fueron informados que el profesor Juan Bosch estaba dentro de la iglesia y que el coronel Lachapelle era su guardaespaldas, pues no se le quitaba de su lado. Pero vaya paradoja, el supuesto Juan Bosch podría haber sido una confusión con mi padre Luis Enrique Lachapelle Urbáez, un hombre de 66 años, de color blanco, alto, delgado, rostro arrugado y con el pelo totalmente blanco, además de que generalmente vestía con saco y corbata. Ahí pudo estar la confusión de cualquier información en relación a que mi padre, que sí estaba dentro de la iglesia, fuera el profesor Juan Bosch.
DE LA IGLESIA AL CEMENTERIO. Al terminar la misa se organizó un desfile encabezado por mujeres y hombres que portaban coronas de flores.
EN EL CEMENTERIO. Llegamos al Cementerio Municipal y de inmediato nos dirigimos al panteón de la familia Fernández. Los Hombres Rana se percataron de que había unos cables tendidos en la tierra y al examinarlos determinaron que estaban conectados a unos explosivos, procediendo ellos a desactivarlos.
A seguidas el señor Héctor Aristy inició un panegírico y cuando todavía no había terminado de hacerlo, desde la azotea del hotel Oriente, situado frente al cementerio, se hicieron disparos dirigidos hacia las personas que estábamos alrededor del panteón, nos cubrimos con ese panteón y otros, no resultando nadie herido. La parte superior del panteón fue impactada. De nuevo actuaron los Hombres Rana y avanzaron hacia la edificación desde cuya azotea se dominaba el camposanto, no encontrando ninguna persona y si dos o tres fusiles abandonados.
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