Cuando paso revista a lo vivido
en mis años y saco balance de la posición en que me encuentro debo ver en
conclusión, que soy un ser afortunado.
Cuando era pequeño tuve algo muy
importante: “Mi Madre”, se preocupó porque comiera, me bañara, y durmiera las
horas que pudiera. Me enseño a latigazos que había que obedecer, fue la mejor
manera de acabar sus zapatos, pero como siempre toda dicha es efímera… Murió yo
pequeño.
Mi abuela se encargó de terminar
con mi crianza, me enseño que además de estudiar había que trabajar, aun no me
gustara, tenía que hacer los mandados e ir a la escuela, ayudarla a cargar la
batea llena de ropas desde el rio hacia la casa y viceversa. Mamá –como le
decía a mi abuela- también tenía los juegos pesados cuando corregía, esta no
usaba los zapatos, no, usaba una vara de gandul, sin hojas que dejaba marcado
su paso por la espalda. Mamá murió yo ya casado y con hijos y recuerdo siempre
que la visitaba, me recordaba no maltratar las niñas, que no me olvidara de
ella, que recordara que el amor nada mas llegaba hasta el culo.
Todo pasa, como dice Macho
Cedeño: “Hasta la Ciruela Pasa”. Mamá murió sin yo estar presente, me dolió y
siempre recordé sus consejos, nunca la olvidare… quedé con Papá Francisco, mi
abuelo materno, este también aporto a mi formación pero tenía la virtud de
ponernos a trabajar o aprender un oficio… cosa esta que pude hacer, pero yo era
de lo que empezaba una empresa y yo mismo la terminaba, si hubiera sido hoy, yo
fuera un emprendedor.
A través de los años son muchas las
empresas en la que he participado; políticas, sociales, religiosas y
familiares. Nunca quede firme en una sola, de ahí que he participado en
diferentes partidos, clubes, e iglesias, sin fanatizarme en ninguna.
A mis años se puede decir que he
fracasado muchas veces, sin poder decir que soy un fracasado, no, por el
contrario he probado las mieles de cada empresa en que he participado sin
corromperme en ninguna. El legado que dejo a mis hijos solo es el ejemplo digno
de trabajar, luchar por lo que se quiere y se cree, a ser feliz en todo lo que
haga.
Hoy la vida me cobra el nunca haberme
enfermado, doblándome a esta edad con pasarme la factura y ponerme todas las
enfermedades habidas y por haber que me tienen casi postrado a esperar el
último minuto. Vamos a esperarlo, pero como siempre con Valor y Decisión…
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