El Cañero

25 de noviembre de 2014

La residencia médica: un obstáculo para los doctores inmigrantes

La doctora Raixa Rivas, en su casa de Hialeah Gardens, 
mira el documento que certifica que aprobó los exámenes 
de revalidación de revalidación de su licencia médica.
JOSE A. IGLESIAS EL NUEVO HERALD
Siete años después de pasar los Exámenes para la Licencia Médica de Estados Unidos (USMLE), la doctora cubana Raixa Rivas aún no consigue hacer la residencia médica en un hospital.
“Yo he aplicado para anestesia a más de 60 programas en todo el país, porque yo era anestesióloga en Cuba”, dice la doctora de 47 años. “Pero nunca me han llamado a entrevista”.
Obtener una plaza en un hospital para hacer la residencia médica se ha convertido en uno de los obstáculos más difíciles que enfrentan los médicos inmigrantes en el sur de la Florida.
Muchos de los médicos inmigrantes llegan al país con cierta edad y tienen que estudiar primero inglés, además de trabajar para mantenerse y mantener a sus familias. Como Rivas, la mayoría se demora varios años en revalidar la carrera.


Además de contar con pocas plazas, los programas de residencia médica tienen requisitos muy exigentes, explica Rivas, quien emigró a Miami en 1998 con el firme propósito de revalidar su profesión.
Muchos programas no aceptan médicos con más de 10 años de graduados. Muchos exigen una calificación elevada en los exámenes, y otros solamente seleccionan médicos que hayan aprobado los exámenes al primer intento.
Rivas, quien se graduó en Cuba en 1991 y tuvo que repetir el primer examen de reválida, aplica a los programas cuyos requisitos se lo permiten. Y lo hace con la misma dedicación con la que empezó a trabajar como asistente médica a los seis meses de llegar a Miami, mientras estudiaba inglés y criaba a su hija pequeña.
Cada septiembre los médicos graduados extranjeros aplican a las plazas de residencia después de pasar los USMLE.
Los aplicantes que son seleccionados para una entrevista en algún programa participan en el match, un escalafón mediante el cual los aplicantes son conectados con los programas a través de un algoritmo matemático.
“Es muy impersonal. Ellos ven tu aplicación por internet, tu foto, tu edad, pero no te ven trabajando”, dice Rivas, quien trabaja como asistente médico en la clínica de un anestesiólogo en el suroeste de Miami.
Según Rivas, la especialidad de anestesia es muy solicitada porque permite a los médicos trabajar en pain management (manejo de dolor), una disciplina muy bien pagada.
En busca de alternativas, Rivas ha aplicado a otras especialidades, y aunque la han citado para entrevistas, invariablemente le preguntan por qué quiere hacer otra especialidad, si ella es anestesióloga.
Si un programa va a escoger extranjeros, explica Rivas, prefiere a los de su especialidad, por lo que ella siempre queda en desventaja.




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