Rafael Peralta Romero
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Rafael Peralta Romero |
Cuando hablan o escriben del futuro inmediato del PRM
(Partido Revolucionario Moderno),
analistas desapasionados e incluso
dirigentes de ese partido, se refieren a la necesidad de fortalecerlo y
darle consistencia antes de escoger los
candidatos que terciarán en los comicios
a efectuarse en mayo de 2016.
El principal problema del PRM no radica en decidir el método para escoger
el candidato presidencial (encuesta o convención), sino en que esa elección ha copado el interés de algunos dirigentes de forma tal que les
impide pensar y actuar en pro de otros objetivos que son requerimientos
inmediatos del partido.
La centralización de esfuerzos mentales en torno a las aspiraciones de
Hipólito Mejía y Luis Abinader, los dos precandidatos que lideran las
preferencias, ha generado a su vez una búsqueda de protagonismo que raya en lo
enfermizo. Cuando los políticos enferman, la sociedad sufre los efectos. La
destrucción del PRD puede ser un
ejemplo.
Algunos políticos están enfermos y lo desconocen. Se chequean la próstata, la
presión arterial o la vista, pero renegarían de acudir a la consulta con un especialista de
la conducta. Ignoran, quizá, que sus afanes desmedidos por una posición, sus
delirios y sus manías -sobre todo la megalomanía- dañan a su organización.
En el caso específico del PRM, voceros y jefes de
campaña, asumen actitudes nocivas para la segunda fuerza política dominicana,
con tal de aparecer como protagonistas. Eso es síntoma de un mal peligroso. La
consecuencia más notable del mismo ha
sido el facilitarle el trabajo a quienes tienen el encargo de desmeritar al
PRM.
En nombre de la dirección del partido, Jesús Vásquez
ha anunciado sanciones para quienes protagonizan disputas. Pero es preciso
crear un tribunal disciplinario: “El tema de la disciplina y la formación son
dos elementos fundamentales que regirán a este partido tan pronto como hayamos
constituido los organismos”.
En el PRM no puede haber espacio para la
diatriba. Es la única fuerza que, aliada con otros grupos, podrá
detener la posibilidad de que el
doctor Leonel Fernández retorne al gobierno, lo cual sería una tremenda
desgracia para la nación, a juzgar por las experiencias de las anteriores administraciones de Fernández y su partido.
La doctora Milagros Ortiz
Bosch ha venido diciendo que el desafío de los líderes del PRM es
desarrollar una organización política sólida para luego decidir la candidatura presidencial y un
frente político que unifique a la oposición. Esto merece ser oído. Y puede aliviar el malestar de
quienes están poseídos del protagonismo patológico.
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