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27 de noviembre de 2014

Protagonismo patológico

Rafael Peralta Romero
rafaelperaltar@gmail.com
Rafael Peralta Romero
Cuando hablan o escriben del futuro inmediato del PRM (Partido Revolucionario Moderno),  analistas desapasionados e incluso  dirigentes de ese partido, se refieren a la necesidad de fortalecerlo y darle consistencia antes de  escoger los candidatos que terciarán en los comicios  a efectuarse en mayo de 2016.
El principal problema del PRM  no radica en decidir el método para escoger el candidato presidencial (encuesta o convención), sino en que  esa elección ha copado el interés de  algunos dirigentes de forma tal que les impide pensar y actuar en pro de otros objetivos que son requerimientos inmediatos del partido.
La centralización de esfuerzos  mentales en torno a las aspiraciones de Hipólito Mejía y Luis Abinader, los dos precandidatos que lideran las preferencias, ha generado a su vez una búsqueda de protagonismo que raya en lo enfermizo. Cuando los políticos enferman, la sociedad sufre los efectos. La destrucción  del PRD puede ser un ejemplo.
Algunos políticos están enfermos y  lo desconocen. Se chequean la próstata, la presión arterial o la vista, pero renegarían  de acudir a la consulta con un especialista de la conducta. Ignoran, quizá, que sus afanes desmedidos por una posición, sus delirios y sus manías -sobre todo la megalomanía- dañan a su organización.
En el caso específico del PRM, voceros y jefes de campaña, asumen actitudes nocivas para la segunda fuerza política dominicana, con tal de aparecer como protagonistas. Eso es síntoma de un mal peligroso. La consecuencia más notable del mismo  ha sido el facilitarle el trabajo a quienes tienen el encargo de desmeritar al PRM. 
En nombre de la dirección del partido, Jesús Vásquez ha anunciado sanciones para quienes protagonizan disputas. Pero es preciso crear un tribunal disciplinario: “El tema de la disciplina y la formación son dos elementos fundamentales que regirán a este partido tan pronto como hayamos constituido los organismos”.
En el PRM no puede haber espacio para la diatriba. Es la única fuerza que, aliada con otros grupos,  podrá  detener la posibilidad de que  el doctor Leonel Fernández retorne al gobierno, lo cual sería una tremenda desgracia para la nación, a juzgar por las experiencias de las anteriores  administraciones de Fernández y su partido.

La  doctora Milagros Ortiz Bosch  ha venido  diciendo  que el desafío de los líderes del PRM es desarrollar una organización política sólida para luego  decidir la candidatura presidencial y un frente político que unifique a la oposición. Esto merece  ser oído. Y puede aliviar el malestar de quienes están poseídos del protagonismo patológico.

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